N° 57 - El Poder de la Gran Corriente

La bendición Ired dice: "Madre Divina del Universo: Pido tu bendición Ired. Por tí estoy unido con un voto eterno de unión con todos los Hijos de Cafh que fueron, que son y que vendrán. Llevaré sobre mí esta carga como cuentas de amor y la sangre de todos ellos ofrendaré a tu presencia en holocausto de perpetuidad. Tu bendición esté ahora y siempre con aquellos que se hagan acreedores a la misma para que participen a la Integridad de la Gran Obra, del Poder de la Gran Corriente, y logren la Unión Substancial contigo para la Eternidad. Ahehia ote Hes. Eret Hes ote Ahehia."

El Maestro Santiago Bovisio es el Fundador de la Sagrada Orden de los Caballeros Americanos del Fuego, Ihs, Cafh. Es el autor de la Doctrina de la Renuncia expresada por escrito en el Reglamento Perpetuo y en las Enseñanzas difundidas mundialmente por Internet en este sitio con su nombre exclusivo. El Fundador murió el 3 de Julio de 1962 y le sucedió en el cargo de autoridad suprema un discípulo de Comunidad.

Después de 15 años de desviaciones doctrinarias y desencuentros entre los Hijos, en la Asamblea de Plenilunio de 1977 que se realizó ese año en San Pablo, Brasil, con la asistencia de los Superiores Ordenados, la Orden se quebró como un vidrio roto y muchos fuimos excomulgados. En poco tiempo, la Sagrada Orden se transformó en una Fundación Cafh que administra bienes económicos de dimensión impresionante en muchos países americanos, se modificaron las Enseñanzas, se adulteró el Reglamento y finalmente, el sucesor del Maestro se retiró, nombrando a otro sucesor suyo en el cargo.

Cuando fui despedido me trasladé a las montañas de Mendoza que conocía desde chico y desde entonces vivo en la Aldea de los Niños, que construí para educar ecológicamente a miles de ellos. Desde este lugar apartado y solitario, junto con amigos que aman al Maestro Santiago, han salido hacia todo el planeta las Enseñanzas completas y estas Reflexiones, a partir del primer día del Tercer Milenio, al comienzo de la Nueva Era de Acuario, como ya hemos comentado en Reflexiones anteriores. No pertenecemos a Cafh y, sin embargo, promovemos la misión que legó el Maestro a la Humanidad, la expansión universal del Mensaje de la Renuncia, en tres idiomas, en más de sesenta naciones. ¿Cómo ha sido posible este fenómeno tan extraño y a nuestros ojos, poco comprensible? Cuando murió, Santiago Bovisio dejó la Orden perfectamente preparada para cumplir su último mandato: "¡Hijos de Cafh: expandid el Mensaje de la Renuncia por todo el Universo!" Estaban las Enseñanzas, la Obra se sostenía económica y socialmente con sus propios medios, había cientos de Oradores y Misioneros dispuestos y capacitados para trabajar, había colegios en varios países para educar, todo estaba en óptimas condiciones para difundir la doctrina y preparar el recibimiento del Gran Iniciado Maitreya. Sin embargo, nada ocurrió; los discípulos, parásitos de la Gran Corriente, atesoraron las Enseñanzas, las guardaron para sí mismos y no cumplieron el legado del Maestro. El objetivo de esta Reflexión es explicar el extraño fenómeno del fracaso de Cafh en la primera etapa de la expansión.

La Divina Madre suele gratificarme, desde que era muchacho, con hermosos sueños; algunas veces han sido visitas a templos antiguos, hindúes, aztecas y en el espacio exterior, actuales, esféricos, con sus monjes jóvenes y sonrientes de cuerpos de fuego (ver Enseñanza 11 "El Cuerpo de Fuego" del Curso "Vida Espiritual de Cafh"); otras han sido a paisajes con montañas de brillantes colores y cielos interminables; he tenido encuentros con antiguos compañeros de la Orden que murieron y siguen trabajando en las Tablas Astrales; incluso he recibido atención médica de manos del Maestro Santiago, con terapias energéticas novedosas y muy buenos resultados para mi salud física. Sólo en sueños, porque en vigilia soy un ciudadano común, mitad bueno y mitad malo, como todos. Pero la diferencia está en que mi Maestro es Santiago Bovisio y yo lo sigo fielmente.

Una noche de Otoño de 1984, en la Aldea de los Niños, estando durmiendo, desperté, salí de mi cuerpo y encontré a Don Santiago a la puerta de mi cabaña. Todo estaba gris con luz astral sin sombras. El Maestro estaba ahí, de viaje, para visitarme y comunicarme algo. Me dijo solemnemente: "¡Señor José, Cafh de terminó. Ahora tenemos que trabajar por la exaltación de la vida!" De inmediato desapareció; yo volví a mi cama, a mi cuerpo y encendí la luz del dormitorio.

Un mes más tarde, el sueño volvió a repetirse en iguales condiciones, con variantes. Esta vez me dijo suavemente: "José, ¿cómo podemos hacer para ayudar a las almas?" Le respondí: "Señor, como nos enseñaron; con las meditaciones, los retiros y las reuniones, con ejercicios ascéticos." Entonces me dijo: "Eso es muy lento. Ahora tenemos que aprender a manejar el Poder de la Gran Corriente." Nuevamente desapareció y yo regresé a mi cama.

Desde entonces me dediqué a estudiar cómo podría aprender a manejar ese poder, que es el Ired, humano y divino, para ayudar a las almas. En las Enseñanzas encontré los conceptos básicos y las características del Poder de la Gran Corriente, cómo, dónde y en quiénes se deposita, cuál es la disposición interior para conseguirlo, cómo es el entrenamiento, si es que lo tiene. En los pensadores tradicionalistas, Titus Burkhard, René Guenon, Comaraswamy, Azcuy y otros, encontré mucho material e instrucciones para construir un lugar sagrado, que aparece en la arquitectura centralizada de la Aldea de los Niños.

Hay varias Enseñanzas que explican este tema, especialmente "El Poder de la Gran Corriente" del Curso "La Vida Espiritual de Cafh". Otra Enseñanza declara que este Poder se deposita espontáneamente:

Primero: En las almas consagradas, sacerdotes, santos, niños, monjes, almas puras, etc.

Segundo: En un espacio sagrado, templos, chakras de la Tierra, stupas, santuarios, oratorios.

Tercero: En los detritus. Estos detritus pueden ser espacios sagrados en desuso o profanados y en seres humanos vivos: perjuros, criminales, sacerdotes renegados, magos negros, enfermos mentales, drogadictos, vampiros, pederastas, naciones que cumplieron su ciclo y deben desaparecer rápidamente, instituciones satánicas.

En el detritus humano el poder se vuelca como una maldición perpetua que sólo la muerte libera al alma que la padece. En el Reglamento Perpetuo de Cafh no figura la maldición. El Maestro Santiago relató cierta vez que, cuando se aprobó el Reglamento, los Maestros le ofrecieron el poder de la maldición, como tienen los sacerdotes de algunas religiones; pero se negó a recibirlo porque no quería producir sufrimientos a nadie. Más tarde se arrepintió porque, dijo, cuando el Superior no maldice a un alma que fracasa, la maldicen los Maestros Astrales en un grado mil veces más terrible. Dice la Enseñanza El Poder de la Gran Corriente: "Los Hijos que no contribuyen con su esfuerzo continuado al sostenimiento de la Gran Obra y al Poder de la Gran Corriente, se transforman en parásitos y vampiros. No corresponder como es debido a la gracia divina o ser perezoso en el cumplimiento de los propios deberes es ser un parásito. No corresponder egoísta y tercamente a la Obra Divina es trasformarse en un vampiro."

Dice el Mensaje de Plenilunio del año 1950 sobre las almas consagradas: "Durante todos los días de su vida ofrendarán los Hijos holocausto de sangre. Éste es el altar interior en donde se ofrenda la donación secreta que nadie conoce; el amor de los Hijos deposita allí diariamente las gotas de su sangre. Y éste es el destino de los Hijos de Cafh que penetraron en el Templo de la Divina Madre a pronunciar sus Votos Eternos. ¡Y esto es TODO! Los que se negaran a la ofrenda de sus vidas se transformarán en el cabro negro y maldito que, cargando con las maldiciones y las iniquidades de la Humanidad, no es sacrificado sobre el Altar, sino lanzado al desierto de la aridez de una vida fracasada, para que vague en la oscuridad de las pasiones y en la soledad de los incomprendidos."

La misión Divina de Cafh es ineludible y se cumple siempre, perfectamente, como está expresado en las palabras del Fundador en la expansión universal del Mensaje de la Renuncia. Si en la primera etapa de la misión no hubo manifestación visible, sino permanencia potencial, en la segunda etapa al comienzo del Tercer Milenio y la Nueva Era, la expansión planetaria se produjo espontáneamente, por reversibilidad y en un instante; el Mensaje está en todas las Naciones. Las estadísticas de transferencias de archivos crecen mes a mes, y así seguirán hasta que todos los habitantes del Planeta, sin excepción, conozcan la presencia viva del Salvador Maitreya, Regente de la Nueva Era, y su Mensaje de Renuncia.

Éstas son las dos primeras etapas de la expansión del Mensaje. La primera, fracasada, potencial, silenciosa de los Hijos de Cafh ya pasó, sin retorno, con la desaparición de la Sagrada Orden de Cafh y su no acceso a la Bendición Ired. La segunda etapa, concentrada en las Enseñanzas del espacio cibernético, ilimitada, espontánea, atemporal, producida fuera de Cafh por los Maestros Astrales, se produjo y permanece sin variaciones al servicio de los hombres.

La tercera etapa, terrible, kármica, inexorable, el Poder de la Gran Corriente revertida, destructora, es la que se está produciendo ante nuestros ojos horrorizados, sobre los detritos culturales y humanos que están desapareciendo: Las Torres Gemelas de Nueva York, la grandiosa Biblioteca de Bagdad, Chernovil y sus secuelas, el tsunami del Océano Indico, la caída de la Unión Soviética, las libertades civiles americanas perdidas, el sida, el terrorismo planetario, la ingeniería genética, los clones, el miedo colectivo a la destrucción, la televisión mayormente degradante, el satanismo cotidiano y todas las manifestaciones del viejo mundo que tienen que desaparecer.

La reconstrucción del Planeta puede llegar a ser de gran duración en el tiempo, tal vez todo un ciclo celeste, los 24.000 años de la Raza Aria Americana. Es la misión de la Nueva Era devolver a la Tierra lo que ha entregado a los hombres, limpiarla, sanarla de las enfermedades que le ha producido la civilización industrial moderna, servir y atender a las especies vegetales y animales como hicieron los antiguos, eliminar las usinas y bombas atómicas y los residuos radiactivos, olvidar los conocimientos científicos para la guerra y la destrucción, como hicieron los últimos Atlantes con el poder psíquico de los Magos Negros, y mucho más. Este proceso de depuración se prolongará todo el ciclo Acuariano; no hay posibilidad de elegir individual o colectivamente; es karma, es renuncia consecuente, es una necesidad evolutiva. Es el llanto de la Tierra desvastada, es el luto del alma desamparada, la tristeza de cada uno de nosotros, en la intimidad, en el silencio, en el sufrimiento donde permaneceremos hoy y los días siguientes. Lo demás es vano e inútil.

El Poder de la Gran Corriente es universal como la luz del sol que ilumina a los hombres, los animales, las plantas; no puede dejar de dar vida. Aunque el cielo esté cubierto de nubes, el día se produce cada mañana y sostiene la vida planetaria. Ahora viene el invierno y el verdor desaparece; aquí en la Aldea de los Niños la tormenta brama en las montañas, con el terrible viento Zonda que sacude y remueve; los árboles pierden su follaje; algunos caen derribados al suelo cortando los cables de electricidad y comunicaciones. Hace frío. Nos refugiamos en la casa y esperamos junto a la chimenea. Conocemos las estaciones y no tenemos miedo; después de la nieve y la escarcha volverá la primavera, renovada, tibia, verde y florecida. Nosotros permaneceremos en nuestra casa interior, verano e invierno, en paz.

Amable lector: el Poder de la Gran Corriente, en esta tercera etapa kármica, cualquiera sea las formas que adopte individual y colectivamente en la mente, en las calles, en la televisión, en los hospitales, en el terrorismo, en los ejércitos, en el dinero, en las drogas, está en todas partes omnipresente, implacable, total. Dios ha reservado a cada ser humano un lugar donde puede refugiarse cuando estalla la tormenta, su propio corazón. En las palabras del Maestro Santiago Bovisio enviamos este Mensaje de Plenilunio de 1949, una voz espiritual que desde el más allá reconforta a los hombres en los momentos de tribulación y duda.

"¡Sed almas! ¡Vivid en el mundo como si no pertenecierais al mundo! Sed extranjeros. El idioma de los hombres no es vuestro idioma ni son vuestros sus gustos y sus aspiraciones; tampoco lo son sus formas mentales. Sed almas, almas sencillas y simples que viven en un mundo distinto al de hoy, que no es más que un abismo de movimiento frenético y de destrucción. ¡Quedaos mudos! ¡Sed extranjeros! ¡Envolveos en el Gran Silencio! ¡Permaneced con el rostro cubierto por el velo blanco, oh, almas de almas!

José González Muñoz
31 de Mayo de 2005

 

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