N° 65 - Sed Extranjeros

En el año 1948, Santiago Bovisio transmitió una obra irrepetible de los Santos Maestros, una poesía maravillosa que nos conmueve al leerla, un programa de acción directa, sabia y espiritual que hoy, cincuenta años más tarde, tiene eficacia y actualidad: el Mensaje de Plenilunio "Sed Extranjeros". Volvamos a leerlo.

"¡Sed almas!

Vivid en el mundo como si no pertenecierais al mundo.

¡Sed extranjeros! El idioma de los hombres no es vuestro idioma, ni son vuestros sus gustos y sus aspiraciones; tampoco lo son sus formas mentales.

¡Callad! Vuestra palabra no es de este mundo. Envolved vuestra aura con el Gran Silencio. Sed como los meteoros que al cruzar el cielo dejan su luminosidad sin que nadie sepa de dónde vienen ni cuál es su destino.

Sed almas, almas simples y sencillas que viven en un mundo distinto al de hoy, que no es más que un abismo de movimiento frenético y de destrucción".

Aquí el Maestro nos presenta un problema de contrariedad analógica difícil de resolver, porque ¿cómo podemos ser extranjeros en el mundo si hasta los astronautas que viven en la Estación Espacial Alfa, que está muy lejos, no pueden ser extranjeros porque dependen de los vínculos magnéticos, electrónicos, las informaciones y los programas que les mandan desde la Tierra? Podemos ser extranjeros en una nación con relación a otra a la que no pertenecemos, pero ser extranjeros en el mundo que contiene todo lo que necesitamos presenta una ecuación con incógnita difícil de solucionar.

El hombre vive fuera del mundo una parte de su tiempo durante el sueño viajando, experimentando las otras dimensiones de la realidad, aprendiendo otras formas de existir, pero cuando despierta, olvida y las experiencias quedan en el subconsciente. La Enseñanza no se refiere a experiencias en la multiplicidad de los mundos, sino a éste, visible y material de todos los días; no habla de experimentos psíquicos, sino del comportamiento cotidiano, de la relación del ser con la sociedad, del apego que produce en el alma el contacto con otros hombres, se trata, en fin de la voluntad de Renuncia para ser.

Para comprender la Enseñanza que anuncia la nueva Era de Hidrochosa hay que desechar la lectura lineal consecuente y adoptar el estudio de todas las Enseñanzas del Maestro Santiago en conjunto, globalmente, en equipo orgánico, al mismo tiempo, porque están entrelazadas unas a otras en contradicción analógica. Hemos dicho en otra parte que las Enseñanzas, como toda tradición sagrada, poseen siete interpretaciones, y es necesario que las siete estén activas en nuestro subconsciente, aunque no aparezcan en la vigilia. Las Enseñanzas, 777 del Canon, son ideas fuerza que actúan armónicamente, como una sinfonía de gran complejidad. Para entender una obra musical hay que escucharla sonando con todos los instrumentos, influyendo potencialmente los que están silenciosos.

Para vivir la Renuncia sosteniéndose en las Enseñanzas del Maestro Santiago se deben conocer todas, porque cada una de ellas, como los instrumentos de una gran orquesta, aún desde el silencio, contribuye a la educación del alma en la doctrina de la Renuncia. Cuantas veces las ideas estacionadas en el subconsciente nos dan la solución a un problema cuando despertamos a la mañana siguiente. En el sueño las comunicaciones se producen por símbolos, por ideas arquetipos que solucionan las contradicciones de nuestros pensamientos por medio de analogías. La Doctrina de la Renuncia soluciona los problemas de los hombres en el mundo moderno, y las Enseñanzas que la explican armoniosamente están difundidas globalmente para uso de todos. Para eso fueron diseñadas por los Sabios en el más allá, el Maestro Santiago las dejó escritas en lenguaje comprensible moderno, las protegió y los discípulos las difundieron sin alterarlas por todo el mundo para uso libre de cada hombre.

Ahora que las ideas del nuevo mundo están distribuidas ampliamente y al alcance del que quiera, sin ninguna discriminación ideológica, como la tierra que pisamos, el aire que respiramos y el sol que nos da luz y calor, tenemos una patria nueva. "Vuestro nombre es un nombre nuevo escrito en el cielo; vuestra patria es la del templo espiritual, en el seno de la Asamblea de los Grandes Iniciados", dice la Enseñanza que estamos reflexionando, y comprendemos cómo podemos ser extranjeros en este mundo: en silencio, en la no identificación, en la despersonalización mundana, en el desapego de las posesiones materiales, practicando la Renuncia.

"Una chispa puede incendiar el mundo" dicen los Iniciados del Fuego, y eso es lo que está ocurriendo. No es el incendio que está consumiendo las viejas estructuras de la civilización, ardiendo por los cuatro costados, quemando a buenos y malos, inocentes y culpables, niños y viejos, ricos y pobres, en el karma colectivo que no hace diferencias porque es la ley universal que se aplica en el cambio. Es la llama que va iluminando a las almas predestinadas, estén donde estén, para mostrarles el camino de la Renuncia, para que avancen rápidamente hacia el futuro y preparen las nuevas formas de vida, para que sean discípulos del Señor Maitreya que ya está entre los hombres. Las Enseñanzas preparan a los elegidos para ser discípulos del Salvador, quien les enseñará a construir la nueva civilización. Ahora que poseen las ideas contenidas en las Enseñanzas, desde las desconocidas leyes energéticas que mueven y conservan la vida hasta los programas de redención que pondrá en funcionamiento el Iniciado Solar, pueden ser extranjeros, viviendo en el mundo como si no pertenecieran al mundo. Ahora disponen de una nueva patria.

Para comprender plenamente el mensaje de esta Enseñanza debemos considerar los fenómenos de cambio que se están produciendo ante nuestros ojos y constituyen un fenómeno único, no divisible, una contradicción analógica, en la cual todas las partes en juego son indispensables para continuar una evolución justa y estable. Construcción y destrucción son sincrónicas, contrarias y analógicas. El 11 de setiembre de 2001 que fueron derribadas las Torres Gemelas de Nueva York, cambiando la historia. Antes, el 1 de enero de 2001, se produjo la expansión universal del Mensaje de la Renuncia, cambiando también la Historia. La luz está antes que el caos. El bien y el mal se conjugan en manos de los Maestros para liberar a la Humanidad. El Espíritu es anterior y más fuerte que la oscuridad. La luz volverá a iluminar al mundo.

La exhortación del Maestro Santiago para que seamos extranjeros es extraordinaria porque nos brinda la posibilidad de apartarnos del karma que condena a las masas. Bien y mal están cerca, pero no mezclados; juegan cada uno en su campo de acción, y la Enseñanza nos brinda la oportunidad de comprender y elegir, nos ofrece una nueva patria, un sitio espiritual para que podamos trabajar en el bien. Podemos y debemos ayudar a los hombres que viven en la destrucción, pero sólo como extranjeros, sin intereses personales, sin apegos, sin pasiones. Las Enseñanzas nos han dado una patria iluminada; seamos Hijos de la Llama, como tantas veces nos llamó el Maestro desde los Mensajes, para que con esa antorcha iluminemos el mundo con la llama del espíritu.

La predestinación de los hombres se inicia antes del nacimiento, en las etapas previas del descenso del alma desde las dimensiones etéreas superiores hasta el momento de la concepción, cuando el ser penetra en la materia y sigue las leyes de la naturaleza; su destino está fijado: raza, familia, sexo, lugar y otros factores. Ha olvidado el pasado y desconoce sus posibilidades; está mezclado con los demás que se le parecen. ¿Cómo distinguir la nueva patria del mundo desordenado? ¿Cómo encontrar la identidad?

Las Enseñanzas brindan las claves para conocerse, ofrecen un abanico de ideas e imágenes en las cuales el alma puede espejarse, mirarse de frente para que se reconozca, penetrar dentro de su propio laberinto de incógnitas y misterios para saber quién es, cuál es su nombre inmortal, cuál es la entrada y la salida del túnel fascinante, su nueva patria sin fronteras ni pasaportes, el sitio donde encontrar a los amigos del Camino.

Seamos extranjeros, entonces, como nos aconseja el Maestro Santiago, y habitemos nuestra alma. Desde ese lugar seguro podremos pasear libremente por todos los espacios del mundo sin temor, haciendo el bien, con la mano extendida para ayudar al caído, con la palabra cordial para consolar a los sufrientes, portando la llama de la liberación de las Enseñanzas que están en nosotros, hombres de la Nueva Era.

Pero los extranjeros no deben estar solos; en las ciudades los extraños de patrias lejanas se buscan entre sí, se necesitan para apoyarse mutuamente. Una corriente de simpatía se establece entre aquellos que se encuentran en tierras extrañas y espontáneamente se establece la comunicación. Qué mejor que una cita con el Maestro Santiago para encontrar nuevos compañeros y amigos que hablan el mismo lenguaje, sienten emociones comunes, recitan las oraciones del Ceremonial y llaman a la Divina Madre.

Amigo lector: El Maestro Santiago escribió para sus alumnos, a quienes llamaba Hijos de la Madre. Ahora que las Enseñanzas están en todas partes libremente, sigue llamando Hijos a quienes las estudian, porque los textos no han sido tocados; están como salieron de su mano. Hagamos honor a tan alto nombre y, desde la condición de extranjeros de este mundo, busquemos a los solitarios para formar una fraternidad de hombres libres de la Nueva Era.

José González Muñoz
Enero de 2006

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