N° 109 - El Búnker

Si un hombre ha comprendido los problemas insolubles del mundo moderno y quiere sobrevivir tendrá que convertir su alma en un bunker inexpungable, férreo, sin concesiones. Demasiado tiempo hemos vivido con un modelo espiritual débil, sentimentalista, tipo Jesús de Nazaret de Zeffirelli, más apropiado para beatas desocupadas que el que se necesita en esta época de horrores. El Jesús real de los Evangelios, que caminaba sobre las aguas y echó a latigazos a los mercaderes del templo, era un hombre fuerte sin concesiones; pero más tarde, otros mercaderes con nombres diferentes volvieron a llenar de oro y pompa los templos cristianos. El templo se hundió enterrando sus tesoros, no los materiales, sino el legado espiritual que el Maestro dejó a sus seguidores. ¿Cuántos quedan? Muy pocos. Son los Acuarianos que buscan al Maestro en la oscuridad. “Volveré triunfante”, dijo. Esos buscadores han de ser fuertes como el Gran Iniciado y encontrar en las Enseñanzas las señales reveladoras del camino, han de convertir el alma en un búnker bien guardado en donde no puedan entrar los mercaderes.

Ya hemos dicho en estas páginas que la primera experiencia social de la vida de Renuncia moderna, especialmente diseñada por Santiago Bovisio, fue C.A.F.H., siguiendo las ideas expresadas en el Canon, cuya concreción más evidente fueron las Comunidades. En vida del Maestro Fundador las Comunidades fueron bunkers en la institución y en las almas consagradas que allí vivieron. Para comprender esa forma de vivir hay que consultar los Cursos sobre las Comunidades, explícitos en sus detalles, desde “La Puerta Santa” que define el ingreso del aspirante, hasta las valiosas Enseñanzas “Intimidad de los Perfectos” donde se adentra en la intimidad del alma, modelo de los hombres futuros. Las Comunidades cayeron por las mismas causas que cayó la Iglesia: el mundo entró a raudales en sus recintos abandonados y se borraron las diferencias entre pasado y futuro; casas de Retiro opulentas, dinero en los bancos, el Gran Maestre se casó con una Ordenada y la elevó a la más alta jerarquía. Los guardianes del espacio sagrado permanecieron mudos sin luchar, escondidos tras una beatería sentimental.

Si el búnker se llena de cosas extrañas, se corrompe. La esposa de Santiago Bovisio, la señora Amelia, le preguntó en una oportunidad al sucesor: “¿Por qué juntan ustedes tanto dinero?”, a lo que Wáxemberg respondió: “Porque el dinero da fuerza”. Acumulaban bienes económicos y cada día hacían nuevas concesiones a los poderosos, los influyentes, el gobierno, los contribuyentes. Los bienes de C.A.F.H. son intrínsecos y están claramente detallados en el Reglamento: bendiciones, ceremonias, etc. Con las posesiones entraron los demonios y para el año 1984 la Sagrada Orden concluyó. Quedaron los espectros vagando sin rumbo.

Nos hemos extendido reiteradamente sobre el fenómeno C.A.F.H. porque fue modelo en la realizacion del Mensaje y porque terminó cuando la experiencia fue abandonada y reemplazada por las ilusiones del mundo. Esa obra ya no existe, pero las enseñanzas que dejaron, de bien y de mal, pueden ser útiles para aquellos que desean hacer de sus vidas un modelo de Renuncia, un búnker inexpungable.

Cuando una época está en sus comienzos, la prosperidad y continuidad de la misma se fundamenta en sus protagonistas iniciales. Escribió el Maestro Santiago: “Cuando se inició la aviación lo más importante fueron los aviadores, pero después, cuando se consolidó, lo más importante fueron las compañías aéreas. Ser piloto es una profesión disciplinada.” Léase Vuelo Nocturno de Saint Exúpery y se comprenderá que los primeros se hicieron solos, con riesgos de vida y muerte, pioneros de una nueva forma de vivir, viajando. Actualmente los pilotos se entrenan en simuladores de vuelo. Cuando se jubilan muchos los reemplazan en iguales condiciones y capacidades. Cuando Jesús llamó a sus Discípulos, hombres comunes sin mayores relieves, tenían que aprender todo, desde la más simple oración hasta la convivencia entre ellos. El Maestro les enseñaba pacientemente, corrigiendo los desvíos, aprendiendo a vivir en la pobreza, desprendiéndose de lo que tenían, llamando al pueblo alrededor del Maestro. En poco tiempo, tres años, se transformaron en evangelistas extraordinarios que peregrinaban por los pueblos de Palestina predicando la palabra sagrada. La obra del cristianismo en los siguientes dos mil años se construyó sobre los cimientos de esos primeros doce discípulos. Sin ellos, el mensaje evangélico habría sido una anégdota histórica intranscendente como tantas que tiene el pueblo de Israel.

Estamos en el nacimiento de la Raza Americana y nadie puede definir con palabras al Hombre Nuevo. Es un misterio que se revela en el alma de cada uno si se produce ese nacimiento. Tampoco se puede comunicar, porque no están definidas las carácterísticas de lo que todavía no se conoce. El alumbramiento interior de las almas predestinadas irá poco a poco revelando el misterio y con la fidelidad al nuevo ser que se ha revelado, si tal cosa ocurre, el elegido lo irá desrrollando. Necesita convertirse en un búnker invencible para que la semilla se desarrolle sin deformaciones extrañas. Tal el caso de Judas que se dejó tentar por el mundo y se suicidó ahorcado.

En la Era de Picis, que tenía un programa de redención diferente al actual, Jesús eligió a sus Discípulos para elevarlos a Su Perfección, y sobre ellos, al resto de los hombres; este programa no dio resultado, como muestran las pruebas a la vista de la civilización moderna. En la nueva Era Americana, según el comunicado de Maitreya que hemos dado a conocer en estas Reflexiones, cada hombre tendrá que encontrar la redención con su propio esfuerzo, cada uno será su salvador. No hay elección de discípulos señalados a dedo. La doctrina de la Renuncia, Ley del mundo futuro, está ahora infusa en la Humanidad, como había pedido reiteradas veces el Maestro Santiago. Cada hombre se erige a sí mismo commo discípulo, se hace responsable de sus actos y no hay salvación que venga de afuera. La liberación nace desde un punto infinitesimal del alma y desde allí crece con todas las peripecias, peligros, fracasos y triunfos de la vida. Paso a paso, en cada nacimiento en la Tierra, el peregrino avanza hacia la perfección de su modelo, único entre todos, que sólo él puede construir. Para que esta divina aventura del espíritu pueda avanzar en su camino, el alma ha de convertirse en un búnker de acero.

Los enemigos de la perfección son los de la casa, están adentro y se alimentan de la vida que les concede el alma conformista. En su tiempo, el Fundador de C.A.F.H. era invulnerable si los Hijos se mantenían firmes, no se la podía destruir desde afuera por más enemigos poderosos que la atacasen, sino desde adentro, como ocurrió posteriormente. En 1965 hubo un primer ataque liviano en Mendoza y Córdoba; en los sermones se difamaba de lavados de cerebro, no enviar alumnos a los colegios Leo Bovisio, etc. Enseguida, llenos de miedo, los Superiores publicaron solicitadas en los diarios, escondían las copias de los Cursos y buscaron un acercamiento a la Secretaría de Cultos, modificando el Reglamento. Ese fue el principio del fin. En pocos años no quedó nada. La Orden era fuerte pero los Superiores fueron muy débiles. No hay colegios peligrosos, la Orden Mística se transformó en una Fundación económica regulada por Personas Jurídicas, una marca registrada que recaudó contribuciones y reunió a sus miembros libremente. El mundo los devoró con sus falacias y nada hicieron para difundir el Mensaje de la Renuncia para el cambio evolutivo de la Humanidad. Los que iniciaron la expansión de la Doctrina fueron los que defendieron la integridad de la Gran Obra y otros que no pertenecían a la Orden y se erigieron a sí mismos defensores del Reglamento auténtico y las Enseñanzas originales. Ahora la Institución no existe, pero la Renuncia está infusa en la Humanidad. Allí, en el corazón de los individuos, aunque estén muy lejos, en otros continentes, germinará una semilla vocacional que crecerá y dará hermosos frutos, los del jardinero que cultiva sus flores. Si quiere prosperar deberá amurallarlo y convertirlo en un búnker donde las alimañas del mundo no puedan dañar los canteros.

Cada ser, cualquiera sea su estado social y su lugar en el mundo, la ciudad o el campo, estudiante o ama de casa, joven o viejo, tiene en sus manos los elementos potenciales para tener limpio el jardín de su alma porque las herramientas son intrínsecas, provienen de la Ley de la Renuncia. Si se estudian con detenimiento las Enseñanzas se descubrirá en cada párrafo una idea de desprendimiento interior, una imagen de negación de la personalidad corriente, un estímulo formal para dejar de lado “la bolsa de pan del pobre”. En estos tiempos que los medios masivos han reemplazado la conciencia, y los televidentes sienten, aman y odian lo que les dice el televisor y la publicidad de masas, la ascética mística del hombre nuevo se concentra en la expulsión de los detritus que se han instalado en todos los rincones de la casa y actúan por cuenta propia. Encuentran en los demás las mismas sensaciones que forman un pólipo fenomenal empujando a los hombres a repetir una y otra vez las mismas acciones colectivas y sentir no sentimientos originales, sino la pasión de las masas.

Estimado lector: La tarea es inmensa; lleva toda la existencia porque es la misma vida, no sólo ésta que estamos experimentando, todas las encarnaciones que necesitamos para alcanzar la liberación, incluyendo los estados intermedios entre ellas, permanentemente, sin pausas, hasta poder decir al final: “no ganar nada, no tener nada, no ser nada.” El ser es el modelo alcanzado por el esfuerzo continuo, el que le pertenece individualmente.

Empezar, es transitar en el buen camino. La obra es de limpieza espiritual, sin conquistas de ninguna naturaleza, modos de meditar, depuración de sentimientos, claridad de pensamientos. En la subida al Monte Carmelo, San Juan de la Cruz hizo un dibujo didáctico sobre las vías de ascenso para llegar a la cumbre. En el curso Simbología Arcaida el Maestro Santiago señala las vías para llegar a la cumbre, por el conocimiento y por la Renunciación. Blabatsky, en su libro La voz del Silencio, incluye a su vez la misma tradición tibetana antigua.

El búnker espiritual se construye poco a poco, en silencio, lentamente, desde adentro hacia fuera.

José González Muñoz
Junio de 2010

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