N° 110 - Nací Esclavo

La liberrtad y la justicia no están al alcance del hombre encarnado. Para alcanzarlas tiene que remontarse hasta las más elevadas dimensiones de la realidad, sea por el esfuerzo ascético místico o por evolución natural encarnando repetidas veces durante millones de años junto a la Humanidad, haciendo todas las experiencias, conociendo el bien y el mal, los sufrimientos, la más profunda desolación. El primer camino se alcanza por Renuncia de Holocausto y el segundo por el Conocimiento, como está explicado en la Enseñanza del Curso Simbología Arcaica: “Los Dos Caminos”. La doctrina del Canon enseña particularmente la Renuncia de Holocausto y es la que practicaban los Ordenados de Comunidad en Cafh. Es tambien la doctrina de los místicos que han dejado su huella en la historia espiritual: San Pablo de la Cruz, de Rancé y los Trapenses, los monjes del Monte Athos, ascetas de los Himalayas, y muchos otros en todas partes del mundo. Pero nadie les hace caso, los consideran una curiosidad distante mientras la Humanidad se hunde más y más en la degeneración; tiene que tocar el fondo de todos los crímenes antes de desaparecer y dejar el lugar a la Nueva Raza. Éste es el espectáculo que vemos y vivimos todos los días.

Nacímos esclavos. Todo encierro en la prisión de la carne es una esclavitud muy dura. La primera señal es ese grito de dolor del bebé cuando el aire y el mundo entran en sus pulmones. A partir de ahí llorará toda la vida. Después vienen otras prisiones, los padres, los otros, la sociedad desconocida, la lucha por la existencia, esposa e hijos, las enfermedades, la vejez y la muerte. Las experiencias de Siddarta cuando era joven y feliz son determinantes. Entonces eligió la Renuncia de Holocausto para liberarse y ayudar a los demás. Buda es la figura histórica más bella entre todos los Grandes Maestros, y tal vez la más moderna. El Maestro Santiago no profesaba religión, pero decía que si tenía que elegir una sería el Budismo.

Nací y soy igual que todos: un esclavo. No puedo salir de esta prisión que me encierra sin descanso. Aunque en el sueño puedo volar hacia otros paisajes continúo atado con un hilo de plata que me retiene, por más lejos que vaya. Debo volver. Despertar es como una suave encarnación, con todos los atributos y dificultades de la vida cotidiana. Éste es el destino humano desde el comienzo de la individuación, cuando las mónadas pudieron habitar los cuerpos preparados, a mediados de la Raza Lemuriana. Y la misión de la Raza Aria es la armonía de los pares de opuestos, el espíritu y la materia.

Los guías de la Humanidad, los Grandes Maestros Rama, Krishna, Buda, Jesús hablaron de la libertad, cada uno a su manera según la época y el lugar y señalaron caminos para alcanzarla. Todos predicaron la Renuncia y la liberación una vez alcanzada la meta, en otras dimensiones, no en ésta. Jesús siempre dijo que su reino estaba en los cielos y enseñaba continuamente la forma de alcanzarlo: desapego a las posesiones, la familia, la codicia, los instintos.

La mística de holocausto, o mística de la ceniza predicada por muchos sabios, toma la imagen del ritual del sacrificio practicado por los pueblos antiguos. Cuando se esperaba obtener un beneficio, el oficiante sacrificaba un animal, lo cocinaba en el fuego y luego lo repartía entre los presentes para comerlo. Pero cuando deseaba algo grande y valioso el oficiante sacrificaba al animal y dejaba que el fuego lo consumiera hasta las cenizas. Holocausto: holo significa todo y cáustico, fuego. De igual manera, el alma que quiere algo muy grande, la libertad, la justicia, ha de sacrificarse él mismo totalmente hasta llegar a las cenizas. Síntesis espiritual de la Ordenación: no ganar nada, no tener nada, no ser nada.

Se habla mucho de libertad, estado de derecho, democracia en la sociedad de masas, pero son palabras vacías, mejor dicho, encubridoras de una realidad contraria a lo que proclaman. La Sociedad Interamericana de Prensa se considera defensora de la libertad de prensa, pero los medios de información están en manos de grupos poderosos que regulan las informaciones según sus intereses económicos. Hoy en los medios la guerra de Irak y Afganistán no existen, no hay informaciones; pero sí en la realidad mucha destrucción, muertos y heridos diariamente. Nadie informa de la miseria en Argentina, las villas, los cartoneros, la mendicidad; pero diarios y televisoras inundan los espacios con fotos y anécdotas repugnantes de los partidos de futbol, y los millones que ganan esos primitivos. ¿Dónde está la justicia? ¿Dónde está la libertad? Ni aún esos simulacros sociales son ciertos, sino un inmenso aparato de propaganda para vender anestesiando las conciencias. Como reconocía Ratzinger sobre el conformismo de las autoridades ante los crímenes de sus curas subordinados; lo reconoció, pidió perdón y todo sigue igual.

Los sabios reconocen que la justicia no es posible en la Tierra porque no hay quien pueda administrarla. Nadie conoce la Ley de Dios, aunque hay muchas leyes diferentes según las épocas y los pueblos. Los babilónicos tenían una lista de castigos escritos en la piedra de Amurabí y los romanos un código convencional del cual deriva la justicia moderna. En la Edad Media la Inquisición era la encargada de administrar la justicia, que muchas veces terminaba en el tormento (Savonarola) y en la hoguera (Juana de Arco). Actualmente las opiniones están divididas. La Iglesia no apoya la pena de muerte y en Norteamérica la legislación es variable según los Estados. Es la nación con mayor número de celdas carcelarias y se siguen construyendo más. En Guantánamo torturaban. En China la justicia es sumaria y expeditiva; al criminal se lo pasea amarrado por las calles para que el pueblo lo vea hasta el tribunal, cuyas deliberaciones concluyen en media hora. La sentencia generalmente es la pena capital. Un policía conduce al reo a un patio trasero y lo ejecuta con un tiro en la nuca. Luego lo entrega a los familiares. En Argentina la justicia es corrupta y protege al criminal y al ladrón, lo que significa que no es justa, no existe.

El concepto de justicia es complicado de definir, porque no se conoce la Ley Universal ni el ordenamiento de la evolución humana. Diversos pueblos han conservado tradiciones diferentes, según la historia particular de cada uno. Pero más allá de los delitos sociales, están las maldades no codificadas, porque se producen en reservas protegidas como la familia, o no se descubren, o se desenvuelven en la intimidad del alma, tengan o no una expresión externa. Pero todas las acciones, buenas o malas, están registradas en los Anales y están sujetas a ley del karma, ley de causas y efectos. El Maestro Santiago enseñaba que no comer carne en Argentina no tiene efectos individuales, porque el país vive de la ganadería y el karma es colectivo. Pero fumar sí genera karma personal. De manera que hay una culpabilidad general y otra que es privada.

Hay un fenómeno social cada vez más extendido en el mundo que ayuda a comprender la operatoria de la justicia, cualquiera sea el tiempo y la dimensión de los hechos; los mundos están relacionados e interdependientes. Son los que nacen discapacitados, ciegos, mudos, mogólicos, idiotas, que resultan incomprensibles, especialmente para los progenitores. ¿Por qué? Se preguntan los familiares sin encontrar una respuesta que los consuele. La justicia divina es larga, dura y exacta. Sólo un clarividente que sea capaz de incursionar en las vidas anteriores de esas personas podría dar una explicación comprensible, pero no lo hacen. Dice una afirmación antigua que ni aún los Grandes Maestros se atreven a intervenir en el karma de las almas, aquí o en el infierno. De igual manera muchos protestan indignados cómo un torturador o un abusador sexual puedan estar libres, disfrutando de las libertades sociales y aún cometiendo nuevos delitos. Si no es en ésta, será en la próxima encarnación que aparezca como discapacitado total, por muchas encarnaciones hasta que pague el último centavo de la deuda.

Pareciera que el destino de los hombres es muy triste, sin esperanzas, y que los Maestros Espirituales ofrecen soluciones imposibles de cumplir. La mayoría se entrega a la degradación porque no creen ni confían en nadie, y viven el instante, el placer, la satisfacción de los sentidos. Corren tras el dinero para darse todos los gustos y no piensan más allá, incluyendo los espirituales que están bien informados. No le importan las penas que vendrán.

El camino del viandante, flanqueado por dos gruesas murallas, ofrece al hombre sensato una hermosa alternativa que puede realizar en cualquier etapa del mismo, aunque esté en el comienzo y sea muy imperfecto: la paz. De las tres grandes metas del desenvolvimiento espiritual, la libertad, la justicia y la paz, esta última es la más humana y se puede alcanzar en cualquier momento si el peregrino está predispuesto al bien y sigue una disciplina. La libertad y la justicia son el premio final; la paz es el don del camino.

El hombre no es simple ni homogéneo; es un compuesto de muchas cosas diversas no congruentes que luchan entre sí. Como el traje de Arlequín, está compuesto de muchos remiendos. Un día está feliz, otro su vida es una tragedia. Está feliz con su familia almorzando un domingo, pero luego corre a la cancha de futbol para bestializarse con las masas. Trabaja como un sirviente en una oficina y después tiene que vacacionar en la playa no haciendo nada. A veces llora, a veces rie a carcajadas. No tiene paz. La paz consiste en poner disciplina y armonía en todas las partes que está constituido el ser. La paz es equilibrio de los componentes, cualesquiera sean. No hay un método general para lograrla porque cada hombre es un caso particular. Cada uno debe encontrar su método, el que más le conviene y le da reaultado. En las Enseñanzas hay sistemas de Meditación para todos, académicos, y son útiles para aprender. Pero en la pacificación del ser hay que encontrar las formas más aptas para su naturaleza particular. Lo mejor es no hacerse ninguna teoría, por más buena que parezca, sino debe estudiar su propia conducta y sus tendencias y desde allí sacar conclusiones que le ayuden a pacificarse. Lo peor sería pedir consejo a un psiquiatra. Nadie conoce su alma mejor que él mismo. Y tiene la experiancia de los años y los sufrimientos para conocerse. La mejor manera de acercarse a la paz es la Renuncia. No hay que agregar nuevos remiendos al traje de Arlequín, sino sacar los que ya tiene, poco a poco, hasta sentir la ligereza del traje.

José González Muñoz
Junio de 2010

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