N° 45 - Los Mundos Plurales Algunos lectores encuentran dificultades en la comprensión de las Enseñanzas; les parecen extrañas, contradictorias, diferentes a las lecturas que han hecho en sus estudios universitarios o religiosos. A veces en una página leen conceptos que se contradicen, como si las ideas entraran en reversa y ahora marcharan con rumbo desconocido; al dar vuelta la hoja, descubren que han completado un círculo y caminan como al principio, pero de otra manera: la idea se ha transformado y el lector también. Los budistas del Zen son maestros en el arte de la contradicción, que tiene por objetivo liberar la mente de los preconceptos, de los dogmas y del principio de autoridad. Lo Inmanifestado es lo único simple; todo lo demás es pluralidad infinita y cambiante. El hombre individual y el Universo son múltiples y variables. Hay que estudiarlos en todas sus formas, visibles e invisibles, con los instrumentos técnicos y psicológicos apropiados, desde telescopios gigantes y microscopios electrónicos hasta la clarividencia y los viajes astrales. El ser humano tiene la capacidad de conocerlos, poco a poco, por etapas, con libertad. Estos son los fundamentos del politeísmo que regresa triunfante. No hay misterio que no será revelado a su tiempo por la ciencia y por la ascética mística. Los equipos más avanzados y el éxtasis más alto revelan los secretos del hombre y del Cosmos; el místico científico y el científico ascético místico trabajarán juntos, Galileo y San Juan de la Cruz, Einstein y Sor Isabel de la Trinidad, Planck y Swedenborg. Jesús dijo a la Humanidad: “La verdad os hará libres”. Los intelectuales intentan capturar la verdad encerrándola en conceptos quietos, en sistemas cerrados, en ecuaciones que dan siempre números enteros. Cuando llegan a ese remanso de aparente equilibrio, la mente ya está lejos, envuelta en otra incógnita. No hay ninguna concepción definitiva sobre la creación del Cosmos, pero hay cientos de teorías y cosmovisiones de la más remota antigüedad apiladas en las bibliotecas: tradicionales, mitológicas, zoomórficas, religiosas, metafísicas, científicas, reveladas, literarias, etcétera. Pareciera que las investigaciones de los estudiosos consistieran en describir objetos raros para acumularlos en el museo de las reliquias. Lo mismo se puede decir de la identidad humana física, psíquica y espiritual; cada temporada aparece un modelo nuevo inaplicable. ¿Cuándo cambiará la mente racional lógica y conformista del primer éxito, para ser dinámica, expansiva y transformadora? Para comprender las Enseñanzas hay que parecerse a ellas. ¿Cómo se logra? Por mimetismo y aceptación prelógica, sin resistencias dogmáticas ni prejuicios, dejando que entren al interior del ser por donde quieran pasar para que actúen libremente, como si fueran música, poesía o paisajes. En ese espacio extraordinario, cuyos recursos desconocemos, pero queremos descubrir, las ideas irán recorriendo los laberintos del alma, en la vigilia y en el sueño, encendiendo luces, iluminando rincones que jamás hubiéramos sospechado que nos pertenecían, descubriendo tesoros maravillosos. No sólo despiertan la memoria de un pasado lejano, sino que habilitan centros de acción espiritual que poco a poco irán apareciendo en nuestra conciencia. Si al empezar a estudiarlas le ponemos por delante el filtro de nuestra personalidad, por más refinado que sea, sólo obtendremos lo que el colador deja pasar, lo que ya sabíamos antes; no habremos aprendido nada, seguiremos igual. Las Enseñanzas del Maestro Santiago no son informaciones, ni un evangelio más; son transmutaciones. Actúan interiormente dialogando con el alma; hay que dejarlas pasar. La mente acuariana es lúdica; se enriquece por participación. Sin apegos ni actos de posesión puede estar en muchos lugares a la vez y, dinámicamente, hace jugar los factores de la vida entre sí, como en los sueños, como en una música sinfónica, como en una gran novela. La mente racional que queremos superar, la que impide comprender las Enseñanzas, es posesiva, paralizante; apenas formaliza un concepto lo bloquea en medio del camino obstaculizando las otras ideas que venían luego, en armonioso conjunto, que se diluyen en las sombras. Así, la civilización occidental está formada por bloques conceptuales muy duros, unos junto a otros, desunidos. Con bloques separados no se puede construir la civilización americana. Se necesitan mentes libres, ágiles, desapegadas, que sepan crear las nuevas formas del tiempo que viene. El estudio de las Enseñanzas capacita al estudiante para comprender las cosas desconocidas sin apegarse, haciéndolas suyas por participación. Pero la concepción del Maestro Santiago sobre la Enseñanza es más integradora aún, es una cualidad permanente del alma que la recibe por Renuncia, es una, fluye continuamente, vitaliza al ser, le da paz, sabiduría y don de consejo. En el Capítulo “El Valor Único de la Renuncia” del Libro XVIII, está explicada con toda claridad la dinámica de sus ideas tal como las ha transmitido y su función transformadora en la economía espiritual en el mundo de los próximos milenios de Acuario, bajo la iluminación del Maitreya. Meditando las Enseñanzas se descubren los mundos plurales, el infinito universo de formas cambiantes; el Sol es el cuerpo físico de Michaël, cada estrella es un Dios, cada galaxia es un Paraíso, cada hombre es un Universo en miniatura. Desde los primitivos cazadores de fieras que se refugiaban en cavernas para sobrevivir hasta los astronautas que están viviendo en la estación espacial Alfa, la evolución humana marcha en la dirección correcta: develar los misterios de la Naturaleza, visibles e invisibles, por el desarrollo de la mente de múltiples dimensiones. La mente racional ha llegado al máximo de sus capacidades; pero hay otras mentes, en estado embrionario, que algunos místicos han desarrollado individualmente revelando sus poderes, y con las cuales el ser humano conocerá mundos insospechados. El Maestro Santiago realizó un viaje astral al centro del Planeta y luego lo relató en “La Vida Interna de la Tierra” (Libro VII “El Devenir”, Capítulo 3). Igualmente describió el Templo de Amón, que existió a cien kilómetros de Tebas, próximo al Nilo, 1350 A.C. con detalles de su organización, los grados de iniciación, los jardines, los recintos de mármol; era el más importante del mundo. ¿Las imágenes estaban en su memoria excepcional, o las vio en la Gruta de Ras? (Libro XVI “Historia de las Ordenes Esotéricas”, Capítulo 4: “El Templo de la Iniciación”). Muchos seres que poseen dones parapsicológicos extraordinarios han sido interrogados por investigadores calificados y estaban dispuestos a enseñar sus capacidades, pero nunca les fue posible alcanzar los resultados logrados por los Sacerdotes de Amón, en la verdadera Universidad de la sabiduría, el Templo. Por ejemplo, la muerte mística voluntaria; véase: “La Muerte de Cleopatra”, en el Libro VI “Grandes Iniciados del Fuego”. Los hombres han desarrollado la razón, construyendo aparatos extraordinarios, como los Atlantes, pero no están preparados espiritualmente para usarlos, y ahora se encuentran en una encrucijada de vida o muerte. Para los sacerdotes egipcios el politeísmo era el conocimiento de la pluralidad de los mundos; los dioses eran símbolos que representaban los poderes de la Naturaleza. Más tarde, sus adversarios dualistas de las religiones de un Dios personal, judíos, cristianos y musulmanes, crearon el antagonismo que ha dominado nuestro tiempo, monoteísmo versus politeísmo, sometiendo las ciencias a las ilusiones de la separatividad. Con la presencia del Maitreya los hombres encontrarán la armonía de los cultos monoteístas y politeístas en la conciencia de los mundos plurales. Los mundos son múltiples y variables en el Infinito Universo que se expande hacia todas direcciones. Cada hombre está constituido por cuerpos alternativos que se estimulan mutuamente en una dinámica compleja de dimensiones física, etérea, astral, mental y causal con incontables divisiones y subdivisiones septenarias. Ver Libro VIII “Ciencia de la Vida”, Libro X “El Aura Astral” y Libro VII “El Devenir”. Para comprender las Enseñanzas que describen el mundo plural, los negocios, la moral, la política, la familia, las creencias, el espacio, los planetas, es necesario desbloquear la mente de los dogmas colectivos clavados en nuestro cerebro. Si el alma está taponada no podremos entender las Enseñanzas, ni el mundo, ni a nosotros mismos; seguiremos aferrados a las estructuras petrificadas del siglo XX. En otras épocas, las modificaciones de la Historia eran lentas y no se percibían, en el Imperio Chino, el la Edad Media, en los pueblos americanos. Ahora, en la crisis de las Razas, la Historia se mueve hacia todas direcciones con saltos convulsivos, retrocediendo a la barbarie de las guerras, desintegrando naciones por la violencia, proyectándose al espacio de los Planetas, expandiendo la presencia del Maitreya y las ideas de Santiago Bovisio por el mundo, escuchando el permanente clamor de los desposeídos. ¡Claro que es difícil entender, con métodos conceptuales anticuados, las Enseñanzas que explican esta sociedad en ruinas! Dice el Libro XVII “El Camino de la Renuncia”: “El renunciamiento es el Camino de Cafh y no hay otro para la salvación del mundo. El renunciamiento es el único medio de salvación no sólo para los Hijos de Cafh, sino para toda la Humanidad. Si se tuviera el concepto de que el renunciamiento atañe únicamente a una parte de la humanidad, el camino de Cafh seria imperfecto. El renunciamiento es el único camino de salvación y no hay otro. Esta doctrina fundamental no es nueva, sino es la de todos los Grandes Iniciados, de todos los grandes seres que han dado el Mensaje a la Humanidad, y no fueron escuchados. Pero al Hijo se le ha concedido el don inapreciable, por el momento en que debe vivir, de saber que la humanidad ha terminado su ciclo de evolución de permanencia oscilante, como las sombras que se reflejan sobre la pared del mundo, por el estremecimiento mundial de una fuerza verdaderamente sobrenatural, de una energía nunca conocida por el hombre, y alcanzar así una visión más clara de la realidad de la vida humana”. Creemos que no es difícil comprender las Enseñanzas; lo difícil es aceptar las ideas que emanan de ellas, especialmente el Mensaje de la Renuncia. Si no se empieza por ahí lo demás es infructuoso; la personalidad corriente rechazará las más bellas páginas de la vida espiritual. Los Evangelios están llenos de testimonios del rechazo a Jesús, cuando los exhortaba a la renunciación. Los Maestros no fueron escuchados. Pero ahora la Historia, la Nueva Raza que está entre nosotros, dice: “¡Renuncia, o te mueres! José
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