Nº 94 - Origen del Asma Infantil La Fundación Aldea inauguró recientemente el Colegio Santiago Bovisio para Niños Asmáticos en las instalaciones de la Aldea de los Niños, al pie del Cerro del Plata de 6300 metros sobre el nivel del mar, en el centro del Valle de Potrerillos, cuatro kilómetros por debajo de la cumbre, siempre nevada. El paisaje es de una belleza impresionante, no sólo por sus montañas, sino también por las arboledas que en otoño adquieren diversos colores entre los que se destaca un amarillo oro viejo muy buscado por paisajistas, fotógrafos y pintores. El valle, extendido de Norte a Sur contiene varios cauces: el río Mendoza, el Blanco, arroyos la Ollada, las Mulas, el Salto y otros más pequeños. La reciente presa que formó el lago de Potrerillos retiene las aguas del Mendoza hacia el Norte y permite prácticas deportivas a vela. Todo el valle es apto para el olvido del asma y lo visitan los dolientes que buscan en sus quebradas un alivio para sus pulmones. Pero los más pequeños, bien atendidos, con aproximadamente un año de permanencia, sanan definitivamente por terapia natural, aunque regresen a la más contaminada de las ciudades de la llanura. Ésta es la novedad que nos comunicó el Maestro Santiago hace muchos años, en un recreo en las sierras de Calamuchita, pero ahora se impone en este lugar privilegiado con gran fuerza, para sanar niños asmáticos, niños acuarianos, que la crueldad de los malvados, hace muchos siglos, los condenó al peor de los tormentos, no poder respirar. Esta Reflexión tendrá que ir y venir en el tiempo para que pueda ser explicada y, mejor aún, entendida. Y empezaremos por la comunicación del Maestro a los Ordenados de Comunidad, un verano de 1960, en el recreo después del almuerzo, en el patio de la casa de varones, junto al brocal del pozo de agua y el retrato de Savonarola en mayólica sobre un muro externo de la sala común; capilla, comedor, sala de conferencias, lavadero de platos con piso de baldosas criollas, todo humilde y limpio. En la reunión informal, el Maestro Santiago, con el encanto que le caracterizaba, nos habló de los asmáticos. Lo escuchábamos Julio, Luís, Jorge, Adolfo, Juan Carlos y yo. Julio fue asmático desde niño y en el Seminario pasó pruebas muy grandes. El Maestro empezó hablando del asma de Julio y luego explicó el origen de la dolencia. Los que nacen asmáticos, en la vida anterior sufrieron grandes torturas físicas y morales, hasta la muerte. Como hoy ocurre en tantos lugares de este mundo en transición y guerras, hace 700 años en Europa reinaba, torturaba y quemaba la Inquisición y ahora son millones los niños asmáticos que no pueden respirar. El asma es una dolencia kármica de las víctimas inocentes. ¿Y qué se puede hacer? Las terapias externas no dan resultados. Hay otras formas de sanación. Si a un niño, cuanto más joven mejor, se lo instala en el lugar adecuado, por encima de los mil metros de altura, ese niño sana definitivamente. Los adultos mejoran, pero los niños sanan espontáneamente. ¿Cuál es la mecánica de la enfermedad? Cuando el pobre ser es torturado con perversión extrema, una y otra vez, hasta la muerte, las huellas de las torturas quedan grabadas en su cuerpo astral como tatuajes de fuego, y aunque pasen 700 años entre una encarnación y otra, transitando diversas dimensiones espirituales, no logra desprenderse de los rastros del tormento, ni olvidarlos. Al nacer, sigue muriendo en el potro, le falta el aire, repite la experiencia, por más inocente que sea. La altura por encima de los mil metros de algunos lugares privilegiados, la educación más adecuada y un amor sublime de Renuncia, borrarán definitivamente las raíces del asma. A continuación explicó su proyecto: la creación de una escuela para niños asmáticos en la casa de retiros que había en Mendoza, kilómetros al oeste de la ciudad, subiendo la precordillera, donde ya funcionaba la escuelita Mercedes de San Martín. Finalmente, designo a Julio para dirigir esa institución. Sonó la campana de fin de recreo, nos fuimos a nuestras habitaciones en el silencio de la tarde y nunca más se habló de niños asmáticos, ni del proyecto de la escuela. Murió el Maestro un par de años después, vinieron otras almas, la obra se estremeció con muchas convulsiones que socavaron su estructura, pasó el milenio de la antigua Era y ahora, en la reciente Hidrochosa, aquí, analizamos, proyectamos y estamos construyendo el Colegio para Niños Asmáticos a dos mil metros de altura, en un sitio privilegiado de la Naturaleza, con maestras y pediatras listos para trabajar. Es una reparación de justicia. Ellos son niños acuarianos. Los primeros serán huérfanos del orfelinato, sin padres, que empezarán a respirar aire puro en un ámbito sin aulas, sin pupitres, sin pizarrones, sin libros. ¡Con libertad, intuición, fantasía, creatividad y un gran amor! Vayamos más atrás en el tiempo para encontrar las raíces profundas de este proyecto en otro sitio de montaña, el la precordillera al oeste de la ciudad de Mendoza. Allí, en un antiguo puesto de cabras abandonado, el Chambón, el Maestro Santiago, después de verificar personalmente la conveniencia y la altura, hizo construir una casa de retiros desde el año 1954 en adelante. No tenía agua; el pozo estaba completamente seco; se llevaba agua desde la ciudad en damajuanas. En esa época se llamaba “La Colonia” y, más tarde, “La Escuelita”. En 1956 se desarrolló allí la Asamblea de Plenilunio de mayo, cuyo Mensaje “Obras de Amor” puede ser leído en el sitio Web del Canon de las Enseñanzas. Terminado el evento, antes de regresar a Buenos Aires, el Maestro, con los Hijos rodeando el pozo de agua seco, nos dijo: “Sigan cavando, porque debajo hay agua”. Así fue; después de mucho cavar la roca con maza y cortafierro empezó a brotar agua por las fisuras, tanta que desbordó los límites de la propiedad y corrió pendiente abajo hasta llegar cerca del Cerro de la Gloria. Luego vinieron los primeros vecinos del Barrio La Favorita que llegó a ser un centro importante con comercio, transporte, centro policial y otra escuela. Posteriormente la Escuelita creada por el Maestro se entregó al Gobierno y quedó arruinada, sin techo ni paredes, luego incendiada. Pero del pozo sigue surgiendo agua. Nunca más en Cafh volvió a hablarse de los niños asmáticas, hasta el 29 de Septiembre pasado, proclamado Día Mundial de Santiago Bovisio cuando se inauguró el Colegio con su nombre contando con la presencia de quién había sido designado, Julio Pérez Sarraceno, que viajó especialmente desde Brasil para el evento, y en una conferencia alusiva narró muchas de sus experiencias como colaborador directo del Maestro a quién acompañó hasta el último instante como chofer. Hemos hablado del tiempo presente de las instalaciones de la Aldea de los Niños en medio de la Cordillera de los Andes, hemos retrocedido hasta el siglo pasado cuando compartíamos la vida de comunidad en las Sierras de Córdoba, retrocedimos nuevamente y nos trasladamos al Oeste de Mendoza y la Asamblea de Plenilunio, nos alejamos hasta la Edad Media, oscurantista, cuando eran torturados los inocentes que siglos más tarde reencarnarían asmáticos, y hemos presentado la terapia natural de Santiago Bovisio para estos niños: un sitio consagrado, altura adecuada, naturaleza plena de vigor y alegría y en todo momento, mucho afecto y comprensión, el método de educación de la Nueva Era. Avancemos hacia el futuro, tiempo de esperanzas y realizaciones y pensamos en esos chicos recuperados de cuerpo y mente. ¿Qué será de ellos cuando hayan sanado? El Maestro Santiago estimaba que un año era suficiente para que aprendieran lo necesario de la vida, si durante ese tiempo permanecieran en un lugar adecuado con maestras integrales, como era el Colegio de Embalse de Córdoba hace muchos años. Nosotros pensamos que en nuestro espacio consagrado, a los pies del Plata, los niños sanarán rápidamente, y podrán regresar junto al resto del mundo reintegrándose a sus proyectos de vida para estudiar, trabajar, ser independientes y forjarse un destino. La capacidad de la Aldea es para 24 chicos, con 12 casitas independientes diseñadas expresamente para este propósito, de dos camas cada una. Ya las han ocupado otros visitantes cuando venían de otras provincias para estudiar ecología en la década anterior. Hay instalaciones para las demás actividades, sanitarios, cocina, comedor, salas, talleres, biblioteca, equipos de computación, teléfono, agua corriente, transporte propio, más un campo de tres hectáreas para forestar y toda la montaña a disposición. Comenzaremos con una selección de niños huérfanos de seis a diez años, sin padres ni tutores, a cargo de las autoridades públicas que los cuidan en hospicios y supervisarán las actividades en el colegio de la montaña. En ese año los educadores llevarán -cumpliendo los requisitos que correspondan- una cartilla personal con las informaciones completas de cada alumno y su progreso integral. Si es posible, también se hará un trabajo social con familias adecuadas que estarían dispuestas a recibir a cada niño cuando el mismo egrese en perfectas condiciones. El seguimiento del Colegio se extenderá hasta el momento en que la ley permita verificar y colaborar para proteger al niño que retorna a la sociedad. Todos estos aspectos son considerados en el proyecto que se está desarrollando activamente. ¿Y más allá de la adolescencia, cuando cada uno esté lejos de la mirada atenta y responsable de las maestras integrales? El joven tendrá las herramientas básicas: sabrá leer, escribir, discernir entre lo correcto y lo impuro, entre la ley y el desorden, entre el bien y el mal. Más allá están las Enseñanzas Canon del Maestro de la Renuncia, siempre presentes, en cualquier lugar del mundo que se encuentre. Enseñanzas que habrá conocido en sus expresiones más simples, con lecturas realizadas en el Colegio. No tendrá ya la maestra a la que recurría y le ayudaba a resolver sus inquietudes mientras paseaban por el arroyo juntando piedritas para hacer una maqueta. Será el Maestro Universal que le enseñará con palabras claras, comprensibles, silenciosas, las ideas del nuevo mundo que recién despunta y que ese joven, liberado de un karma espantoso previamente incurable, por el amor y la ayuda recibida, estará llamado a construir su vida con sus manos y su mente liberada. Dice Hidrochosa: “Ideas y obras nuevas se preparan para el mundo. Si la raza del cristiano signo del pescado ha desarrollado en alto grado los estados de colectividad, los grandes movimientos y organizaciones en masa, la sexta subraza desenvolverá de un modo especial la egoencia del ser”. Nosotros, en el Colegio Santiago Bovisio para Niños Asmáticos estamos empezando la Nueva Era con niños del nuevo tiempo y un método natural para que queden aptos para construir cada uno su camino limpios y relucientes, cumpliendo un pedido del Maestro de hace 40 años atrás. José González Muñoz
E-mail: info@santiagobovisio.com
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