ÍNDICE:

Enseñanza 1: La Marcha del Alma
Enseñanza 2: La Dama Negra
Enseñanza 3: El Principio del Camino
Enseñanza 4: El Abismo
Enseñanza 5: Los Mundos Inferiores
Enseñanza 6: Vel y Aphel
Enseñanza 7: Los Dos Caminos
Enseñanza 8: El Estandarte
Enseñanza 9: Las Dos Llaves
Enseñanza 10: El Templo de Oro
Enseñanza 11: Visión Divina
Enseñanza 12: El Velo de AEIA
Enseñanza 13: La Sabiduría de la Madre
Enseñanza 14: La Resurrección de EHS
Enseñanza 15: Las Bodas Místicas
Enseñanza 16: Historia de la Simbología

 

Enseñanza 1: La Marcha del Alma

Se van a transcribir aquí Enseñanzas Simbólicas que una antigua Escuela Esotérica dejó para sus adeptos y que han sido traducidas de un antiguo idioma por algunos amantes de la Sabiduría.
Describe esta Simbología la marcha que emprende el alma humana desde los planos inferiores para alcanzar su libertad espiritual.
Este Camino se divide en siete partes. Los planos inferiores están indicados por el Abismo, el Bosque Tenebroso y el Agitado Lago; mientras que los planos superiores están expresados por los Caminos que llevan a la Cumbre del Monte, el Jardín de las Pruebas y el Templo de Oro, imágenes de los mundos mentales del sentimiento, de la comprensión y del saber.
El Espíritu, o mejor dicho, el Estado Espiritual, está simbolizado por la Sagrada Cumbre, situada más allá de las llamas inextinguibles, o sea, más allá de todo estado mental; Cumbre Sagrada que guarda la Tumba de la Divina Madre.
El alma humana está descrita, en su evolución ascendente, en tres tipos de hombres que tienen aspectos distintos y que, sin embargo, son uno solo; pues el hombre cambia continuamente de un estado a otro, siendo fundamentalmente el mismo ser.
El hombre que es arrastrado por la pasión es llamado el Viandante; cuando se hace más seguro de sí mismo y sabe dominar sus instintos es llamado el Peregrino y cuando llega a la libertad espiritual es IHS.
La Madre Divina, que es la manifestación de lo Eterno, está imaginada y descrita en diversos aspectos de mujer, según el grado de manifestación que expresa.
Ella es la Dama Negra o Babel, cuando manifiesta la materia pesada y grosera.
Cuando expresa el sentimiento es llamada Anhunit.
Cuando es dirigida por la razón se transforma en Philo.
Cuando es iluminada por la Mente Superior e intuición, es Beatrix.
Cuando es la expresión pura del Espíritu, es Aeia.
Pero, cuando el Espíritu y la materia han alcanzado la armonía perfecta, es la Divina Madre Dormida: EHS.
Cuando el alma humana siente el llamado a una vida más perfecta, en el momento culminante que decide tomar el Sendero, es retenida por la presión que ejerce sobre ella la naturaleza humana.
La Dama Negra está allí, siempre vigilante y siempre temerosa de perder su presa: es la Gran Enemiga y la Dueña del Umbral y con ella, a brazo partido, tendrá que luchar el Viandante si quiere franquear el centro del Pequeño Anillo dentro del cual ella es Reina y él es súbdito.
Cuando el Viandante quiere abandonar el Pequeño Anillo, la Dama Negra levanta un espantoso torbellino que le ciega y desalienta, quema sus carnes con el azufre de las abrasadoras pasiones y, cual serpiente tentadora, suben terriblemente a la memoria de él, los recuerdos de los pasados placeres y las lamentaciones para que no los abandone.
¿Cómo abandonará el hombre, entonces, el Abismo? ¿Cómo podrá quitar las escorias que le ligan a la tierra, ya que ha llegado a aquella encrucijada en que intuye que algo inmenso y desconocido existe, más allá de los sentidos físicos?
Es la Hora de las horas, y por un decisivo instante las potencias creadoras, latentes en las profundidades del ser, se yerguen como un relámpago alumbrando al alma e indicándole el Camino a recorrer para la conquista Espiritual.
Desde entonces vuelve el Viandante a su estado habitual, pero ya no podrá ser lo que era.
La Luz Divina que por un segundo entrevió, ha dejado un estigma imborrable en su alma anhelosa de progreso. Ya no podrá ambicionar lo que antes tanto codiciaba y huyendo de los bienes mundanales se verá impulsado a seguir adelante por la nueva Senda.
No importa si es dura la Marcha, terrible el Abismo, escarpado el Camino, espeso el Bosque y largo el viaje a la Cumbre. El amor lo guiará, por él cruzará el gran reino de Anhunit, la hermosa, y la razón le servirá de ayuda y de guía, hasta que se transforme el Viandante en Peregrino.
El alma, cuando llega a este punto penetra en la Gruta Profunda, en donde está guardado el Libro de Todos los Tiempos, que encierra el secreto del destino de los hombres y que no ha sido leído jamás por mortal alguno no Iniciado.
El discípulo podrá desentrañar allí su pasado, volver a vivirlo con más consciente realidad y desde allí sumergirse en las aguas puras del Conocimiento. Beatrix misma lo hundirá en las aguas de la Fuente en donde sólo pueden entrar los aspirantes a la Sabiduría.
Mas aún no ha terminado la lucha. Ya no es la noche de los sentidos y de la Razón, sino es la oscurísima noche de la Prueba del Espíritu.
¡Dichosos aquellos que, en la hora amarga en la cual están suspendidos en el espacio entre cielo y tierra, saben abandonarse al Sueño Místico en los brazos de la Fe, porque despertarán en el Templo de Oro!
Hasta el último residuo personal ha de inmolar el Peregrino, en Suprema Renunciación, para ser digno de la Madre Divina.
Antes de identificarse indestructiblemente con Ella, ha de sacrificar hasta la misma idea de su distinción como ser y muerto todo, renunciando a los frutos de la misma Sabiduría, ha de encontrarse con su Bienamada Esposa.
Después de estos Supremos Desposorios, el Peregrino, transformado en Dios, vive en lo Eterno y es IHS.
La Madre Divina e IHS son Uno.

Enseñanza 2: La Dama Negra

El día 28 de la Luna de Febrero, en la vuelta de los Peces, estando en el Templo del Sol, el Gran Sacerdote se asentó sobre la piedra de EHS, miró la inmensidad de las aguas desde donde avanzaba la barca, el barquero y la tinaja de Aquarius, rompió después el cordón plateado de siete nudos a la altura del sexto nudo y se levantó con el Fuego en la mano derecha para abrir con un golpe de sus fuertes hombros la puerta llamada del Fuerte Libertador.
Y habló.
“Escucha a media noche, ¡oh Viandante!, el canto de las esferas celestes”.
“En la Tumba subterránea, donde duerme Aquélla que conoce el número, la medida y el arcano de la existencia, está escrita la historia del Universo en místicos signos”.
“¿Quién podrá descifrarlos?”.
Se oye un grito desesperado.
“Viste tu túnica de lino y cubre tu rostro con el blanco velo, oh Hijo de la Llama, si no quieres morir”.
“Es el alma de la Madre que llama a sus Hijos desde la Mansión de la Muerte”.
Veintiocho sacerdotisas desfilan lentamente al grito de la conocida voz.
“Observa hacia arriba la negra piedra caída del cielo que cierra herméticamente la Tumba de la Divina Madre Dormida, y mira las letras de oro que hablan”.
Sobre la Montaña de Fuego, en el Templo de Llamas Inextinguibles, Ella duerme; por amor se sacrificó y el amor la libertará. Un círculo y una cruz coronan las alturas: la Divinidad inmolada para la Humanidad y el hombre, a su vez, hecho Dios.
Un rayo resplandeciente ha bajado desde las alturas: es Foa. El suspiro de EHS ha hecho estremecer las profundidades del Abismo.
Los dos Guardianes de la Cumbre están dispuestos ya a indicar el Camino.
Mas, sobre el borde del Abismo de todas las miserias, la Dama Negra se ha levantado para impedir el paso del Viandante.

Enseñanza 3: El Principio del Camino

La Tierra está todavía bajo el signo zodiacal de los Peces y la Humanidad experimenta continuamente su influjo; aún viven los hombres en una era de pares opuestos, de altos y bajos, de colectividades o personalidades absolutas y, si bien se vislumbra la nueva raza de Aquarius, que empezará por los años 1972-1977, todavía ella no se ha afirmado sobre la Tierra.
Desde que el signo de Piscis empezó, el día 28 de la Luna de Febrero es aquél que más magnetismo descarga sobre el planeta por su conjunción zodiacal; por consiguiente, este día es muy apropiado para empezar toda labor psíquica y emprender estudios metafísicos que requieran cierto magnetismo para colaborar con la voluntad humana.
Esta nueva raza de Aquarius, sin embargo, ya ha aparecido, con su nuevo signo, con su nueva personalidad y mentalidad; indudablemente, la barca, el barquero y la tinaja de Aquarius avanzan con velocidad.
Pero es necesario, antes que esta nueva Humanidad se afirme, que muchos seres del viejo signo desaparezcan, para que se rompa definitivamente el cordón plateado de siete nudos a la altura del sexto nudo, y reine sobre el planeta la sexta subraza.
Con cruentos esfuerzos tiene el hombre que libertarse de la carga de sus instintos para llegar a la libertad del Espíritu. Él, por sí solo, ladrillo por ladrillo, ha de construir su Templo interior, para edificar allí un altar al alma libertada por la verdad, que hasta entonces sólo ha conocido a través de los símbolos y de las imágenes.
El Gran Sacerdote, asentado sobre la piedra, es imagen de este definitivo triunfo espiritual, ya que el alma gloriosa y libertada, cuando llega a ese estado tan sublime, no trasciende al estado indiferenciado, sino que permanece sobre el Umbral de la Eternidad esperando, para reintegrarse a lo Eterno, que todos los seres alcancen la perfección que él ya posee.
La mente, a través de las múltiples etapas evolutivas, por una Divina Ley de Consecuencias, por la gracia infusa que adquiere, después de esfuerzos y luchas, comprende el valor de la Realización y aún alcanza a vislumbrar que ese estado anímico superior no es la finalidad de su destino.
La Tumba de la Divina Madre Dormida revela a su conciencia alerta un estado muy superior e indiferenciado.
El alma sabe que, pasadas las rondas, después que todos los seres sean libertados, se fundirá en el Espíritu Eterno Indiferenciado, aquella potencia negativa y absoluta que está más allá del dominio de la mente. Por eso, desde el exilio, entona ya, apenas pone los pies en el Sendero, el Himno de la Liberación.

Enseñanza 4: El Abismo

“Levántate, oh Conquistador de la Llama, para emprender tu camino; la Divina Madre te espera”.
“Sal del hoyo de muerte y desesperación y corta con firme mano el duro cordón de tu ombligo que te ata a la podrida placenta de tu torpeza y bestialidad”.
“Sigue el rastro luminoso antes que desaparezca de tu vista en la densidad de las tinieblas”.
“No olvides el sonido que has percibido antes que lo confundas entre los tumultos del Abismo, fijos los ojos en las lenguas de fuego lejanas, antes de que te cieguen los fuegos de las abrasadoras pasiones”.
“No temas a los monstruos que se interpongan en tus pasos, pues no ven; mas sigue gateando por el escarpado, pues cerca está el borde que rodea el Abismo, como las rocas inmutables e imperturbables rodean las movedizas olas del océano”.
“¡No olvides! Una sola vez te será proporcionada esta preciosa ocasión”.
“Si no la aprovechas, tendrá que nacer en ti otra vez la ilusión, madurar con dolor, dar frutos de sangre viva hasta que, mediante la muerte, vuelvas a vislumbrar otra vez la luz, oír el suspiroso llamado y encenderse para ti el Fuego Guiador”.
“¿Por qué te detienes? ¿Qué oyes ahora? ¿Qué es lo que te espanta?”
“Es el rugido terrible que lanza desde las entrañas de la tierra la bestia abandonada, la de los 666 poderes”.
“¡No te vuelvas para mirar! No te balancees sobre el borde del precipicio. Caerías seguramente en él, envuelto en el pavoroso remolino que agita rítmicamente el afanoso respirar de tu Enemiga”.
“¡Mañana sí! Volverás para matarla definitivamente luego que Ella, despertada por tu beso victorioso, te haya confiado la espada de doble filo de la inquebrantable voluntad”.
“Abandona también tus vestiduras hechas con los recuerdos del destierro; sumérgete en las saludables aguas de lo Eterno, en el lago tranquilo y hospitaliario del olvido; viste una nueva túnica blanca y sin costuras, amplia y sencilla, como la Fe sencilla, la Esperanza segura y el Amor tolerante”.
“No dejes, antes de emprender el viaje, de frotarte los pies con el aceite perfumado y suave de la paciencia y la resignación, para afrontar los obstáculos de la larga jornada”.
“Te esperan otras aguas mejores, otro traje no hecho por mano de hombre, otro bálsamo para ungirte Rey”.


Enseñanza 5: Los Mundos Inferiores

El Abismo es la imagen del descenso del alma a los mundos inferiores, humanos e intermedios y su vuelta a los mundos superiores, para lograr el conocimiento, ya que el conocimiento es la llave de la libertad.
Cristo, después de su muerte, está depositado por tres días en el sepulcro, símbolo también de estos tres mundos. Baja a los infiernos, liberta a los moradores del limbo y remonta al cielo.
Dante, en su Divina Comedia, para lograr la Suprema Sabiduría, ha de andar por el infierno, cruzar el purgatorio y subir al cielo.
El adepto espiritual tiene que rodear también el Abismo de las pasiones, emprender el viaje a la Cumbre del Monte y conquistar el premio de la Divina Madre.
La mente, tesoro maravilloso para la manifestación de la Vida Divina, es obstáculo para la Divinidad en Sí.
Entonces, el Conquistador de la Llama es aquél que domina por completo la Substancia mental, único medio para alcanzar la Iniciación.
El discípulo vislumbra en momentos de alta aspiración y éxtasis los espacios grandiosos de la libertad espiritual; pero como no es dueño de sí mismo, tiene que volver a sumergirse en la vida para conocerla mejor y dominarla.
Tiene que vencer la bestialidad y los instintos y emprender lentamente la marcha hacia la Liberación.


Enseñanza 6: Vel y Aphel

En la Gruta de los Juicios está guardado el Libro de Todos los Tiempos, que nunca ha podido leer mortal alguno.
Es un libro que ni el agua daña, ni el fuego quema, ni ha podido el tiempo borrar sus caracteres.
Vigilan la entrada de la Gruta cuatro Caballeros bien pertrechados con flameantes espadas, yelmos alados, corazas plateadas y duros escudos.
Pero IHS, el Hijo de la Llama, ha penetrado allí.
Por mucho tiempo no volverá el Viandante a vislumbrar el fuego de la Madre Divina.
Al cruce del paso de Abhayagiri, en las montañas de Sumerú, se levanta una puerta de hierro.
Tres fieras terribles custodian su entrada.
Aquél que no quiera ser devorado por ellas, tendrá que ceñirse el cinto con el Cordón Sagrado, descalzarse y quebrar el Bastón de Avellano.
Tocará, entonces, para él, la campana de Vihara, y la puerta se abrirá al toque de la mano del Peregrino.
Y al cuarto día se encontró el Viandante al borde del camino que se bifurca.
Uno se llama Vel y el otro, Aphel.
El primero sube rápidamente por el escarpado, custodiado por un Águila de Oro hasta la Cumbre del Monte.
El segundo, sembrado de cortantes piedrecillas multicolores, baja hasta el borde del Abismo, y asciende después lentamente, en caracol, la pendiente, también hasta la cima.
Es indispensable elegir uno u otro Sendero.



Enseñanza 7: Los Dos Caminos

El momento decisivo en el Sendero Espiritual corresponde a los Dos Caminos.
La primera parte del mismo se refiere a la vida purgativa y corresponde a la vida mundana y terrestre.
La segunda se refiere a la vida iluminativa y corresponde al mundo contemplativo.
La tercera se refiere a la vida unitiva y corresponde a la vida espiritual.
Si se analiza la vida de los grandes seres no sólo la de ellos, sino la vida de todos los hombres, se los ve cruzar estos tres pasos antes de iniciar la obra decisiva de su existencia.
La primera parte describe, entonces, el análisis interno del alma, cuando piensa abandonar una cosa vieja y adoptar una nueva.
La Gruta de los Juicios simboliza la parte inferior del mundo mental, y el Libro de Todos los Tiempos el curso de las existencias pasadas, que el ser no conoce, pero que intuye y que únicamente puede ser leído por IHS, el Alma Libertada.
Los cuatro Caballeros que vigilan la entrada, se refieren a los grupos de Iniciados que controlan a las almas terrestres, porque el número cuatro es símbolo de la vida material.
El discípulo, por la vida interna y disciplinada empieza la carrera que le hará conocer su estado real haciéndolo apto para conquistar el porvenir.
La segunda parte se refiere a la vida religiosa.
Hay almas que para hacer estas experiencias necesitan varias vidas; otras, las hacen muy rápidamente.
Los disciplinados años de escuela y de estudio preparan los buenos facultativos. Uno o varios años de riguroso noviciado es exigido, como preparación, para ser miembro de las diversas Órdenes Religiosas.
La Puerta de Hierro simboliza la dureza de la vida disciplinada.
El paso de Abhayagiri en la montaña de Sumerú, es un lugar donde existe un antiguo Monasterio.
Las tres fieras que custodian la entrada son imagen de los tres vicios, que es indispensable dominar para hacer vida perfecta: lujuria, soberbia y avaricia.
Ceñirse a la cintura el Cordón Sagrado es símbolo de castidad.
Las mujeres alegres helénicas no podían llevar cinturón, para ser así reconocidas.
Descalzarse es símbolo del alma que renunció a sí misma, para vivir en todo y en todos.
Quebrar el Bastón de Avellano indica el quebrantamiento de la voluntad pasional y humana.
La palabra Vihara en sánscrito significa monasterio.
La tercera parte simboliza la elección y decisión definitiva.
Por dos caminos se llega a la Unión Divina: por la Abstracción o por el Saber.
El primer camino es Vel, y es el más maravilloso; está custodiado por un Águila de Oro, símbolo de lo más alto y sublime.
El lema de las almas que marchan por él es la Suprema Renunciación: darlo todo, no saber nada, ir a lo más alto quitando hasta el último velo a la ilusión.
El otro sendero es el del Saber. Se llama Aphel; es largo, tortuoso y díficil.
Está sembrado de cortantes piedrecillas multicolores que denotan la vacuidad de las ciencias humanas. Baja hasta el borde del Abismo, porque las almas que lo recorren tienen que conocer el mal sin desearlo ni quererlo. Es el infierno de Dante.
Asciende lentamente en caracol, porque el alma ha de conocer todas las filosofías, todas las ciencias, todas las religiones, todas las aspiraciones humanas, porque ha de conocer todos los secretos de la razón.
Llega también hasta la cima, porque el conocimiento múltiple guiado por la recta intención, conduce al saber y a la libertad.

Enseñanza 8: El Estandarte

La noche se acerca rápidamente.
“¡Camina, camina Peregrino!”
El cielo se ha cubierto de nubes; truenos y relámpagos anuncian la inminente tempestad. Todos los árboles del bosque, sacudidos por el vendaval, repiten la sardónica risa de la Tirana Babel.
¿Dónde están las luces de Bohas y Jakin?
El Lago de Ixdoubar, oscuro, profundo y embravecido, se extiende a los pies del Viandante. Una luz roja alumbra las aguas: es el reflejo luminoso del manto carmesí de Anhunit, la que lleva el Estandarte de la Madre, la cual adelanta, despacito, sobre el barco de Hanou, conducido éste por el cisne Tamuz.
Y Anhunit le entregó al hombre dos Llaves Divinas: una de acero y la otra de platino.
Con ellas puede IHS abrir y cerrar las puertas del infierno y del cielo, del dolor y del amor.
“Llegaste ya al Gran Atrio de la Sabiduría”.
“Deslumbrante es aquí la luz, maravilloso el velo azulado y maravillosas las Estrellas de Oro”.
“¡Cuidado Peregrino! Ver y no tocar”.
“Aquí tu alma puede cegarse presa en el lazo de Philo, la fría diosa de la separatividad”.
“Sobre la Cumbre de la Bienaventuranza te espera la Gran Realización”.
"Has entrado, Peregrino, en el Jardín del Alma".
“Cada flor esconde una serpiente enroscada; cada planta tiene, para ti, un veneno preparado”.
“En el reino de Philo, lo único que puedes saborear es el Silencio, pero no debes perder de vista el Estandarte de la Madre”.

Enseñanza 9: Las Dos Llaves

El camino iniciático es para los fuertes, los valerosos, los dominadores y los intrépidos.
La soledad y el silencio no son el fin de la Gran Obra, sino una preparación para ir hacia arriba. Por eso, una vez más, el discípulo abandona el apacible retiro para aprender a andar solo y a conquistar por sí mismo la victoria de los grados superiores.
Antes, en los momentos de prueba, de oscuridad y tentación, tenía quien le tendía la mano; pero ahora está solo: solo con su mente y su corazón, solo con sus pensamientos y sus sensaciones, a los cuales tendrá que conquistar, subyugar y dominar.
Él ya no es el pobre Viandante, sino el consciente Peregrino.
La que lleva el Estandarte de la Madre es Anhunit, porque el amor es el principio y el fin del Sendero. Aún el amor más vulgar y grosero es siempre una imagen en miniatura del Gran Amor Universal, que mueve los astros y todas las cosas.
El Lago de Ixdoubar representa el subconsciente, el depósito grosero de las experiencias emotivas, que encierra las experiencias pasadas y los hábitos adquiridos.
El barco de Hanou es imagen del cuerpo físico; y el cisne Tamuz que lo guía, es imagen del Espíritu; y si la materia es guiada por el Espíritu, las groseras sensaciones se transmutan en nobles y sublimes emotividades.
Anhunit, símbolo de la parte mejor del corazón, imagen de una exquisita sensibilidad orientada hacia los mundos superiores, viste toda de rojo, porque el rojo es color que corresponde al amor, a la pasión y al deseo.
Las dos llaves que Anhunit entrega al hombre simbolizan los pares de opuestos. El amor según se le maneje puede llevar desde la renunciación y el sacrificio más sublime, hasta el odio y egoísmo más profundo. Si el hombre sabe manejar sus pares de opuestos es, verdaderamente, dueño del cielo y del infierno, del amor y del dolor.
Pero las sensaciones han de ser vigiladas, analizadas y desmenuzadas por la fría razón. El severo análisis, la cortante lógica, toma las afectividades, las analiza como el cirujano abre y desmiembra un cadáver, para conocerlas y estudiarlas; pero observen los estudiantes que se llama aquí, a la mente, atrio de sabiduría; quiere decir que la razón es un portal y no la finalidad de la sabiduría.
Innumerables son las víctimas que caen aquí, deslumbradas por la ley maravillosa de la diosa Razón. Philo da el conocimiento exterior de las cosas; pero para conocer, es necesario estudiar la parte oscura, el reverso de la medalla y la fuente espiritual que está oculta detrás de todos los misterios y fenómenos de la vida.
Por eso es peligrosísimo este paso iniciático; el discípulo puede caer en la duda, en la incredulidad, en el materialismo, en el sofisma.
Verdaderamente, lo que se aprende aquí son cosas maravillosas y verdaderas, pero verdades y no la Verdad; estas verdades son las flores que esconden la serpiente.
Aquél que quiere llegar, ha de seguir adelante. Una vez más ha de conocer, después de conocer tantas cosas, la Única Verdad.
Todo es Uno; todo dimana de una misma fuente; y a esa fuente ha de dirigir sus pasos el discípulo; y los dirigirá, si sabe pasar incólume el Jardín de Philo, saboreando el silencio, que es la parte superior y espiritual del alma, y llevar el Estandarte de la Madre, que es el amor que no se deja aplastar por la razón.


Enseñanza 10: El Templo de Oro

Uno es el Templo.
La Madre Divina también es Una y es Dos: EHS y Aeia.
También es Tres: el Viandante, el Peregrino e IHS; pero, en el día de la Gran Alquimia, serán Uno.
Cuatro son los Santos Guardianes y Cuatro los días necesarios para encontrarlos. Mas el número supremo es: ∞.
Perdido en el Bosque que rodea la Gran Montaña, fatigado y triste, el Viandante se durmió para soñar.
“¡Sean los sueños tu guía!”, le gritó la voz del Gran Sacerdote.
Soñó que él, buscando el Sendero de la Sagrada Montaña por caminos infinitos, oscuros y fatigosos, había envejecido.
Llevaba aún consigo la carga de muchos símbolos de las experiencias hechas: cruces, amuletos, hábitos envejecidos, la bolsa de pan del pobre, los libros sagrados de muchas religiones, envejecidos también; reliquias, todas, de una vida de renunciación y sufrimiento.
Mas de golpe, por manos desconocidas, todos aquellos sus tesoros le fueron robados. Cruzó velozmente las campiñas, buscando lo perdido y pidió limosna con mano temblorosa.
Dejó el hábito oscuro de las religiones para vestir otro de tres colores: rojo, azul y amarillo.
Seguramente la mente había unido su suerte al Peregrino de la tierra.
Helo aquí otra vez, joven y fuerte, buscando a su amada.
Tras luchas y dolores ha cruzado el Círculo de Fuego y ha entrado en el Templo de Aeia, morada de la Eterna.
Ya está por consumarse la realización. Pero, ¡ay!, ¡el Templo está vacío y el Tabernáculo está abandonado! ¡Se han llevado el Cuerpo Místico de Nuestra Señora!
IHS llora y solloza; y el dolor le da hijos. Las lágrimas cubren su rostro y los sollozos hacen crujir los huesos de su cuerpo tendido en el suelo.
¡Todo fue inútil! ¡Todo está perdido!
Las sacerdotisas, vestidas de blanco y negro, los dos colores del Espíritu, van hacia él: hay que extirpar la raíz del deseo; hay que alcanzar la Suprema Renunciación.
Ningun aliento ha de empañar la blancura de EHS.
Las sacerdotisas le cubren la cabeza con un lienzo cuadrado, blanco.
¡Oh! ¡Dicha sin nombre!
¡Gloria a la excelsa mujer!
¡Levántate! ¡Caballero!
La Imagen Purísima, resplandeciente y gloriosa, aparece sobre el altar del Supremo Sacrificio y baja hacia IHS lentamente.
Todo calla.
En una suave y blanca neblina etérea todo ha desaparecido, el Templo, los Santos Guardianes...
Él pregunta: “¿Dónde estabas Tú, Amada mía, mientras te buscaba a lo largo de tantas centurias?”
Ella contesta: “Estaba yo escondida en tu propio corazón”.


Enseñanza 11: Visión Divina

La Madre Divina del Universo, antes que el aspirante empiece la Gran Obra, recrea su espíritu con un vislumbre total del sendero a recorrer.
El Templo es Uno, porque el Espíritu, principio básico de lo Absoluto, no tiene variación, ni definición, ni cualidades, ni separaciones; pero la Madre Divina, que es la parte manifiesta del Universo, es dos: EHS y Aeia.
El ser humano está expresado con tres formas distintas: se le llama Viandante, cuando le guía el instinto; Peregrino, cuando lucha por la conquista de la mente; e IHS, cuando ha logrado la vida espiritual.
Se dice que estos tres serán Uno, porque verdaderamente no hay, en un comienzo, variación fundamental en los principios diferentes del hombre, sino aparente.
El día de la Gran Alquimia es el momento de la Suprema Realización, aquel momento en que el ser reconoce que él y el Universo son Uno.
Los cuatro Guardianes son imágenes de los principios inferiores del hombre: cuerpo físico, astral, energético e instintivo. Y los cuatro días necesarios para encontrarlos son imágenes de las cuatro primeras pruebas necesarias para ir adelante en el Desenvolvimiento Espiritual, simbolizadas por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.
Desde luego, estos cuatro principios inferiores, son imágenes de los cuatro principios superiores y espirituales: Mente comprensiva, Mente intuitiva, Espíritu en sí y Espíritu Universal; por eso el número supremo es: ∞.
El alma humana, caminando por la senda de muchas vidas y muchas muertes, adquiere experiencias y experiencias; pero como el saber la liberta del dolor por un lado, por otro lado la ata a lo conocido.
He aquí la aspiración suprema: Poseer la esencia de la experiencia, sin apegarse a lo experimentado. Dejar, de una vez, de llevar la carga de muchos símbolos, hábitos envejecidos, libros sagrados, la bolsa de pan del pobre, que siempre son cosas que vienen de afuera hacia adentro.
Es tan díficil la renunciación, sin la cual no se puede llegar a la liberación, que es indispensable, una y otra vez, que el dolor arrebate los objetos amados, para desapegar, mediante la violencia, el ser del objeto.
¿De qué sirve el bastón a aquél que ya está sano de sus piernas y puede caminar sin ayuda? ¿De qué le sirven los ritos religiosos a aquél que ha realizado el Místico Divino Amor? ¿De qué le sirven las leyes de la moralidad a aquél que ha aprendido a ser bueno?
Los colores rojo, azul y amarillo son imagen de la mente instintiva, racional e intuitiva.
Aquél que llega al Templo de la Madre, es aquél que ha dominado completamente su mente; pero, aún allí, le espera la prueba suprema: la Unión Perfecta del espíritu individual y el Espíritu Cósmico, “IHS y EHS”; ello no puede efectuarse sin la suprema renunciación, la renunciación a la separatividad, del yo y del tú.
Aún los Grandes Maestros que han llegado a ese punto supremo no se lanzan a la Eternidad Incondicionada, sino vuelven a sufrir y experimentar la vida, vuelven a llorar y el dolor les da hijos, los hijos espirituales que han seguido a los Grandes Maestros.
Pero, cuando estas almas selectas están dispuestas a la renunciación total y a la extirpación completa del deseo, recién entonces desaparecen el Templo, la individualidad, los Santos Guardianes y los principios inferiores, y pueden realizar la perfecta Unión Divina.
Bien dice la Madre Divina: “Estaba yo escondida en tu propio corazón”, pues, en estado latente, está en el corazón del hombre aquel principio básico y maravilloso que un día tendrá que unificarlo con lo Eterno.


Enseñanza 12: El Velo de AEIA

Una Mujer vestida de oro, cabalgando sobre un Dragón, coronada de estrellas, se mostró al Peregrino.
Le mostró una fuente y lo sumergió en ella.
Y el Peregrino supo, después de salir del agua, que Ella era Beatrix, y que le había revelado el secreto de todas las cosas, que es el Velo de Aeia.
Y fue matado el Dragón, y el Peregrino fue bañado en su sangre, para que bajara al lugar de la Muerte.
Y se estremeció la tierra. Y se abrió la Montaña.
¿Dónde está IHS?
Muerto está; envuelto en el Velo de Aeia, por tres ruedas descenderá a la tumba a reunirse con su Eterna Amada.


Enseñanza 13: La Sabiduría de la Madre

El velo de Aeia es imagen de la vida como resultado, es el efecto manifestado de una causa oculta. Todo en el Universo es imagen de la Madre Divina; desde los cuerpos siderales hasta el más pequeño granito de arena.
Pero la causa primaria, la fuente de la vida y de la existencia, es lo que permanece oculto, velado.
Descubrir el secreto único, básico, fundamental de la vida, es haber descubierto el Secreto Eterno, es haber levantado el Velo de Aeia.
Todas las religiones antiguas simbolizan a la Madre Divina con forma de mujer y velada. La forma de mujer es la manifestación espiritual de Dios y el velo que la cubre, la manifestación material de Dios, que se muestra en toda la belleza y materialidad de la vida, manteniendo siempre velado el poder que la impulsó a la existencia.
El sabio sabe, perfecta y detalladamente, el proceso del desarrollo, crecimiento, florecimiento y fructificación de la espiga de trigo. Pero, ¿cuál es el sabio en el mundo que podría imitar y formar una semilla de trigo?
El velo siempre fue símbolo de sabiduría; no sabiduría humana, sino Divina.
Los primitivos papas de la Iglesia Cristiana, cuando exclusivamente estaba en vigor la vida espiritual en dicha Iglesia, llevaban una capucha como signo de sabiduría y dignidad. Pero cuando los pontífices romanos perdieron el prístino fervor y anhelaron más los bienes materiales que los espirituales, dejaron la blanca capucha para coronarse con una tiara de oro y plata.
Antiguamente, los grandes sabios de la India llevaban la cabeza cubierta, para indicar que se habían dedicado al estudio de la Sabiduría Divina.
Así como el Velo de Aeia es imagen de la Sabiduría Espiritual y fundamental, Beatrix es imagen de la sabiduría substancial. Viste Beatriz de oro, porque el color amarillo corresponde a la Mente superior; y está coronada de estrellas, porque conoce todo lo creado, todas las expresiones de la vida y los cambios de la misma.
Está sentada sobre un Dragón, para simbolizar que tiene el dominio del mundo y conoce todos los secretos materiales, ya que el Dragón es símbolo de la sabiduría humana. Tan cierto es esto que, en los textos antiguos, se llamaban a los sabios “hijos del Dragón”.
Todos pueden llegar a poseer la sabiduría de Beatrix; pero para que sea revelado el secreto de todas las cosas y se pueda conocer el Velo de Aeia, o Sabiduría Espiritual y Divina, es necesario que Ella sumerja al aspirante en la Fuente Eterna.
La fuente, manantial eterno de la sabiduría, enseña que el hombre, por sus propios medios, puede alcanzar la sabiduría de Aeia; ha de suspender todos los sentidos y llegar a conocerla por éxtasis y renunciación.
¿Qué le pasa al hombre cuando se le sumerge bajo el agua y le falta aire para respirar? Todos sus sentidos se suspenden y únicamente desea una cosa: aire.
La Sabiduría Divina es también suspensión de todo lo que se sabe, para conocer la “Unica Verdad”, única expresión, el único secreto de la vida.
El Dragón muere, es matado, porque aquél que llegó a la realización ya no necesita medios ni caminos para llegar a Ella. Él mismo es el Sendero. Sin conciencia, sin recordarlo, mantiene todo el poder de lo que antes conociera; por eso el Peregrino se baña en la sangre del Dragón.
Bajar al lugar de la muerte, expresa las tres pruebas por las cuales ha de pasar el candidato antes de la Unión Divina: la prueba física, la prueba mental y la prueba espiritual.
En estas pruebas sólo se puede participar estando como muertos, porque la Unión Divina es muerte para los hombres.
Las tres ruedas descendentes son las tres etapas de estas pruebas que permitirán a IHS unirse con su Eterna Amada.


Enseñanza 14: La Resurrección de EHS

IHS resucitó de la muerte y le fue puesta una túnica blanca sin costuras, llamada Albas.
Y le llevaron a las tres prometidas esposas.
Mas Él rompió el anillo y dijo:
“No. No. No.”
Entonces surgió de su pecho, del duodécuplo centro, el Elefante Blanco, llevando a la Velada Novia.
Y Él dijo: “He aquí mi huerto cerrado, hermana y esposa mía”.
Y EHS, resucitada, se mostró en todo su esplendor.
Y fueron consumadas las Bodas.
“Las dos llaves, el cetro y el anillo te corresponden, ¡oh IHS!”
“Los tres trajes: rojo, azul y amarillo, te fueron dados”.
“Viste, ahora, la Túnica Inconsútil”.
“EHS e IHS son Uno”.
“¡IHS! ¡Eternamente vives!”


Enseñanza 15: Las Bodas Místicas

IHS es el hombre libertado, el hombre que ya no necesita la actividad, que puede reintegrarse al estado potencial del Universo.
Lo simboliza la túnica blanca sin costuras.
El nombre “Albas”, indica que el ser se restituye al punto desde donde partió o surgió: el Alba de la Manifestación Eterna.
Las tres prometidas esposas son los tres estados de EHS arriba descritos: el dominio de la materia, de la mente y del espíritu.
Romper el anillo es libertarse; y los tres “no” corresponden a la negación afirmativa de Dios Absoluto.
Si se dice que Dios es la Mente Universal, la Energía Universal o la Substancia Universal, lo limitamos; únicamente la negación puede afirmar a Dios.
Dios es lo que Es.
Se le conoce por expansión del ser hacia Él y en Él, y no por asociación.
El duodécuplo centro se refiere al plexo etéreo, que corresponde en el cuerpo físico al plexo cardíaco y al corazón.
Este centro es, como ya se ha dicho, la perfecta imagen del Universo, el lugar sagrado donde siempre está presente lo Divino Potencial.
Es conveniente recordar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que muestra Su corazón como si quisiera decir: todo el secreto del amor que mueve al Universo y restituye el Universo a este estado primario, está aquí.
Cuando el hombre se reconoce a sí mismo y comprende que no hay diferencia entre él y lo Absoluto, todos los velos de las formas universales desaparecen y él está identificado con Aquello.
El elefante blanco es imagen de la potencialidad generadora que ha colaborado en la liberación del ser. Es símbolo de un inmaculado concebimiento del ser, que nace de la diferenciación a lo Absoluto.
Cuando se quiere representar la limitación de la Divinidad y su descenso a la materia, también se la simboliza con un elefante blanco.
A Devaki, la madre de Buda, un elefante blanco la hizo madre del excelso Ser.
La velada novia simboliza el confín eterno, la última ilusión, el último velo a descorrer: a EHS.
Por la Manifestación Divina, por la Madre Divina, empieza el Devenir. Por Ella se vuelve a lo Eterno.
Los exégetas cristianos jamás supieron interpretar este pasaje bíblico: “He aquí mi huerto cerrado, hermana y esposa mía”. Algunos creyeron que ésta era una imagen sacada de los Faraones, que acostumbraban casar sus hijos entre sí, para perpetuar la dinastía.
Pero esto tiene otro significado, muy espiritual y simple a la vez: representa la Divinidad y la Humanidad que se enlazan entre sí; y a una tan Divina Unión no se le puede llamar más que con el nombre de una casta esposa, de un huerto jamás abierto por manos profanas.
Y EHS se mostró en todo su esplendor.
El esplendor de EHS es el relámpago, el fulgor de la última ilusión, que resume en sí a toda la historia, desde que el ser salió del seno de Dios, hasta el momento en que está por reintegrarse a El.
Antes de lanzarse al Abismo Eterno, mira IHS todo su pasado, resume todas las experiencias hechas, para dejar allí, en la orilla, una semilla de él, que volverá a recolectar cuando nuevamente surja de lo Eterno, para empezar otra Ronda de manifestación.
Bodas dignas de Espíritu a Espíritu.
El ritmo dual del Cosmos está simbolizado por las dos llaves, los dos pares de opuestos que acompañan el desenvolvimiento de la labor universal.
El cetro es imagen del movimiento continuo, del poder constante de la creación de la vida y de la relajación de la misma; mientras que el anillo es imagen de las limitadas formas, desde la más grande hasta la más pequeña.
Los tres trajes son símbolo de la materia cósmica que sustenta al Universo con sus diferenciaciones mentales, energéticas y físicas.
Y la Túnica Inconsútil representa al Espíritu Divino, que vivifica todas las cosas.


Enseñanza 16: Historia de la Simbología

Desde que en el mundo se levantó el primer altar a una divinidad, nació, con él, la imagen y el símbolo.
Los Grandes Iniciados de la Raza Aria presentaron una forma o una imagen a los hombres a quienes querían instruir en las verdades eternas; de religión en religión, de filosofía en filosofía, de secta en secta, las imágenes simbólicas llegaron hasta la cuarta dinastía de Egipto, que inmortalizó estos Símbolos Divinos con las figuras del Tarot.
El hombre, el Cristo vivo, el Redentor, en una palabra, la Humanidad que busca volver a la Divinidad, es representado por el Sacerdote de blancas vestiduras, de pie sobre un barco en medio del mar. Mientras que la Divinidad Absoluta es representada por un Caos: un sol que se hunde en el océano.
La Madre Divina, la casta Isis, la Fecunda Virgen, es representada por una mujer puesta entre dos columnas del Templo y con un libro cerrado entre sus manos, inmóvil bajo el velo que cubre su rostro; y así sucesivamente.
Es fácil reconocer en la figura del Gran Sacerdote, al Sacerdote de blancas vestiduras del Tarot; la Humanidad, en suma, parada sobre la puerta de la Eternidad.
Y la imagen de Aeia, la Madre Velada, que vigila la tumba de EHS, la Piedra Sagrada, imagen de la Sabiduría, erecta entre los dos pilares Bohas y Jakin, es la misma imagen de Isis, el segundo arcano del Tarot.
Estas mismas imágenes fueron trasladadas de Egipto a Grecia y de Grecia a Roma. En todas las figuras griegas y romanas se traslucen, con otros nombres, los mismos símbolos humanos y los mismos significados Divinos.
Tampoco el Cristianismo se salvó, a pesar de proclamar una religión absolutamente monoteísta, de venerar a imágenes como símbolos de la Divinidad; y la imagen hierática de Cristo, que lleva en sus manos el mundo y viste la blanca túnica, tiene el mismo significado que el Gran Sacerdote y el Sacerdote egipcio.
También es fácil reconocer en la Inmaculada Concepción, a la mujer vestida de blanco que pisa la cabeza de la serpiente y cabalga sobre la luna y tiene a doce estrellas por corona a la Divina Venus, que nace de la espuma del mar; a la mujer egipcia que vence a los cuatros animales y yergue su cabeza en el cielo estrellado para simbolizar el triunfo del Espíritu sobre la materia; a la imagen de Beatrix, la vencedora del Dragón.
El pueblo, en su oscurantismo, siempre, subconscientemente veneró estas imágenes; y gracias a ello pudieron pasar, como juego inocente, por el Medioevo y llegar hasta el día de hoy.

ÍNDICE:

Enseñanza 1: La Marcha del Alma
Enseñanza 2: La Dama Negra
Enseñanza 3: El Principio del Camino
Enseñanza 4: El Abismo
Enseñanza 5: Los Mundos Inferiores
Enseñanza 6: Vel y Aphel
Enseñanza 7: Los Dos Caminos
Enseñanza 8: El Estandarte
Enseñanza 9: Las Dos Llaves
Enseñanza 10: El Templo de Oro
Enseñanza 11: Visión Divina
Enseñanza 12: El Velo de AEIA
Enseñanza 13: La Sabiduría de la Madre
Enseñanza 14: La Resurrección de EHS
Enseñanza 15: Las Bodas Místicas
Enseñanza 16: Historia de la Simbología

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